Eréndira Zapata, artista potosina hacedora de Catrinas
Es todavía octubre, pero el aire ya huele a cempasúchil, a copal y a mandarinas; ya empiezan a verse en las calles nocturnas, deambular algunas catrinas. Y es que la fiesta de los muertos, es también una fiesta de arte, de belleza y de emociones.
Así lo entiende Eréndira Zapata; actriz, escenógrafa, muralista, maquillista y artista plástica potosina, que con sus más de 10 años dedicada a las artes escénicas y a todo lo que tiene que ver con las artes plásticas dentro del quehacer teatral, desborda su talento en los rostros y cuerpos de mujeres que quieren honrar a sus ancestras, luciendo como catrinas en estas fechas.
Eréndira, no maquilla mujeres de catrinas, Eréndira le da color a las catrinas que las mujeres llevan dentro; y mientras comparte las fotografías de sus trabajos más entrañables, cuenta como fue descubrirse poseedora de ese talento.
A la artista, le gusta el tema de la muerte, comenta que le parece poético el hecho de que, sin importar nuestra clase social, todas y todos vamos a morir. Es por ello que encuentra un singular placer en maquillar catrinas.
Fueron calaveras y flores, las primeras cosas que aprendió a pintar; le gustaba expresar el sentimiento y la ansiedad que le provoca el hecho que todos moriremos, y que la democrática muerte nos trata igual, así que un día tomó un pincel y comenzó a pintar catrinas
Sobre todo le gusta mucho el aspecto de pintar a mujeres, porque dice: "me parece más bonito; pensar en esta conexión de lo divino y lo terrenal, y que sea representado en compañeras mujeres, me parece poético”.
Algo maravilloso que le han dado las catrinas, es la cercanía con las personas que maquilla; pues ella se autodenomina como una mujer introvertida, a quien el contacto físico y social le cuesta mucho, por lo que maquillar ha sido un enorme aprendizaje, ya que al estar tan cerca de la gente, mujeres en su mayoría, ha logrado entablar relaciones significativas.
En algunas ocasiones ha trabajado desnudos, por lo que el espacio es sumamente íntimo, y ella intenta que el acercamiento sea de la forma más respetuosa posible, siempre pendiente de las necesidades de la otra persona, que en sus propias palabras está cumpliendo la función artística de compartir un espacio catártico.
El maquillaje artístico de catrinas la ha llevado a muchos espacios, pero particularmente considera importante estar en aquellos donde se pueda llegar a mucha gente; como las calles, las plazas, los mercados, etc. Es por ello que cada año, Eréndira va al Mercado República a maquillar a quienes ahí trabajan, sin cobrarles un peso, porque considera que este espacio le regala la oportunidad de convivir con las personas y conocer otras experiencias; de cargarse de emociones y guardarlas, que es de lo que después se nutre su inspiración: de emociones.
Entre sus próximos proyectos, está la creación del fotomural del Museo de Arte Contemporáneo, que será la imagen principal del altar de este año, dedicado a todas nuestras ancestras, bajo el lema “Las voces de nuestras ancestras, resuenan en nuestro canto”.
Eréndira nos cuenta que también sigue presentándose en teatro de calle todos los días a las 6 de la tarde en Plaza de Armas; y prepara una obra infantil, donde ella es directora y escenógrafa, que estrenará a mediados de noviembre.
Cuando se le pregunta por algún consejo que tenga para las mujeres que quieren dedicarse al arte, ella dice:
“Hay que experimentar, enamorarse del proceso, porque es el único momento en que el arte es tuyo, después entregas el proyecto, y es de la gente, del espectador”
Y para finalizar nos dice:
“Puede haber quien tenga más premios, más títulos; pero realmente eso no es importante, lo que importa es como te estás sintiendo; porque a final de cuentas, todos nos vamos a morir, y no te vas a llevar el papel o los premios; sino esa experiencia, esa emoción de enamorarte del espacio, del momento; eso es lo único que te puedes quedar”.
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