La historia de Tayra

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La historia de Tayra

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Por ahora quiero hablar 

de las avispas. 

Hoy es agosto de mil seiscientos treinta, por lo menos eso dice la placa del toyota. 

Mi madre formaba cien avispas en un cáñamo para darle solidez 

al emparrado del que colgaban los chayotes como soles, 

también guardaba utensilios de cocina en la perrera 

-un gato era el único cuadrúpedo de casa- y lavaba los tinacos 

con creolina. 

Mi padre tenía una jaula con palomas en el techo y un rifle 22 por si las dudas, 

y un cajón con llave donde guardaba metáforas y balas. 

Pero lo que más recuerdo es a las palomas, sangrantes, en el hocico del gato y a los nidos de avispa en las vigas. 

Tenía ocho años, un gato, y me corrieron del salón por mal decir poemas.  ¿A quién le importa mi gato? ¿A quién le importa mi fracaso?