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La trágica historia de Fray Juan de Antillón

Por Estrella Govea

Diciembre 31, 2024 03:00 a.m.

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La escultura de Fray Juan de Antillón, resguardada actualmente en el Museo Regional Potosino, cuenta una historia representativa de la fe, la reconciliación y la tragedia en el San Luis Potosí del siglo XIX. Esta obra, instalada originalmente en el cementerio de Tierra Blanca y San Juan de Guadalupe en 1895, rinde homenaje a un fraile cuyo legado de paz y mediación quedó inmortalizado en la cantera.

Fray Juan de Antillón, español de noble cuna, vivió una vida de excesos antes de encontrar su propósito en el servicio a Dios. Transformado en fraile bajo la guía de Fray Genaro de Mendigutia, dedicó su vida a mediar en los conflictos más violentos y complicados de su época. En sus últimos años, eligió la ciudad de San Luis Potosí como hogar, donde continuó con su labor pacificadora.

El conflicto que sellaría su destino surgió entre los habitantes de Tierra Blanca y San Juan de Guadalupe, quienes disputaban la ubicación de un cementerio. La tensión escaló rápidamente de discusiones a enfrentamientos violentos, llegando incluso a utilizar machetes y cuchillos. A pesar de los intentos del fraile por calmar los ánimos, su mediación no fue suficiente.

La tragedia ocurrió cuando, en medio de un nuevo enfrentamiento, Fray Juan fue golpeado fatalmente por una piedra en la nuca. Su muerte marcó un punto de inflexión para los dos barrios, quienes, avergonzados por el sacrificio del fraile, cesaron las hostilidades y trabajaron juntos para construir el cementerio, una capilla y una escultura en su honor.

El monumento, tallado en cantera por los mejores artesanos de ambos barrios, muestra al fraile en el suelo, con las manos descansando sobre el abdomen y la capucha calada, representando el momento de su trágico fallecimiento, esta obra simboliza la reconciliación entre los dos grupos.

Con el desuso del cementerio original y la apertura del Panteón del Saucito, la escultura fue trasladada en 1955 al Museo Regional Potosino, donde permanece como testimonio de esta leyenda. Actualmente, la escultura puede apreciarse en el anexo del atrio de la Capilla de Aranzazú, accesible al público de manera gratuita de 9:00 a 18:00 horas.