Las luces y las sombras de ser una supermodelo plasmadas en libro

MADRID. - Conocidas modelos como Judit Masco, Laura Ponte, Nieves Álvarez, Verónica Blume, Martina Klein y Laura Sánchez desgranan en el libro ‘Supermodelos’ su periplo hasta llegar a ser míticas en los 90, cuando la moda exhibía su poderío y escondía soledad, trastornos alimenticios y drogas, en la época en que Naomi Campbell imponía carácter.
“Hemos amado la moda y la seguimos amando, pero que para muchas de nosotras ha sido una máquina de tortura disfrazada de purpurina”, cuenta Martina Klein (Argentina, 1976) en el libro ‘Supermodelos’ (Plaza&Janes), de Luis Sala (Mutxamel, Alicante, 2002).
“La industria las vendió como supermujeres. Estaban en todas partes. Los adolescentes llevaban sus fotos en su carpeta de colegio”, explica este lunes a EFE Luis Sala.
Judit Mascó (Barcelona, 1969) explica que detrás de “ese momento guay” hay “soledad” y “media vida en aviones y trenes”.
La catalana comenzó haciendo los catálogos de pijamas de la mercería del barrio. Su salto a la fama llegó con la portada en la revista americana ‘Sport Illustrated’, trabajo con él estuvo de gira por Estados Unidos. Viajaba en limusina, se alojaba en superhoteles. Su caché se disparó y llegaron sesiones de fotos con el mítico Steven Meisel junto a Claudia Schiffer.
Mascó con Meisel terminó mal. El fotógrafo la quería con flequillo. El peluquero cortó, pero a Meisel no le gustó el resultado. “Me sentí ofendida como profesional y como mujer. Gritaba ‘quiero que me diga que me ha hecho cortarme el puto pelo y que ahora no le gusto’”, cuenta la modelo que recuerda este episodio como uno de los más feos de su carrera.
Trastornos alimenticios y champán para desayunar
“Laura (Ponte) y yo éramos bichos raros. Disfrutamos, pero no tanto como otras”, cuenta Verónica Blume (Alemania, 1977), que participó en el concurso ‘Supermodel of the World’ en Estados Unidos impulsada por su padre.
Ganarlo le obligó a instalarse con 16 años en Nueva York. “Adiós a mi novio, a mis amigos, a ser una adolescente. Me pesaban a diario, me controlaban la comida. Ahí empecé a esconder comida, a desarrollar una bulimia y a fumar como un carretero”, cuenta Blume, que ha desfilado para Chanel y Calvin Klein.
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