Las ovejas aprenden a contar pastores
A
Las cosas son así,
carros que pasan sobre la sangre que pinta el pavimento,
la marca de una bala en el portón de hierro,
un colibrí, una taza con café y una mujer tatuada.
Con esto no se puede hacer poesía,
a menos que la metáfora sea un barco
incapaz para encontrar el puerto.
Tal vez todo consista en cerrar la boca
y dejar que nenúfar, la palabra,
florezca en el lavabo,
o puedes clavar un cuchillo en el jardín, por si las dudas.
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