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Las ovejas aprenden a contar pastores
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Este poema nació roto: catacresis,
¿a quién se le ocurre un trirreme
a la deriva en el retrete?
Si por lo menos fuera una paila
con faro y escollera.
Habrá un rosal allí, donde un amor,
una escudilla,
un corazón de tiza en una piedra verde.
Cuando digo manzana
entiendes Himalaya,
o un mastín apostando a los caballos.
El niño nació enfermo,
con un galimatías en pleno plexo sacro:
es imposible desfacer entuertos.