“Retrato de una mujer de blanco” de Frida Kahlo, subastada por 5,8 mdd

Obras de la artista alcanzan récord de venta

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“Retrato de una mujer de blanco” de Frida Kahlo, subastada por 5,8 mdd

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Nueva York.-  El “Retrato de una mujer de blanco” que pintó en 1929 la mexicana Frida Kahlo logró este miércoles el precio más alto, 5,8 millones de dólares, en una subasta de arte latinoamericano en la sede neoyorquina de Christie’s en la que, con contadas excepciones, no hubo grandes sorpresas.

La subasta, que se divide en dos días y termina este día, seleccionó la obra de Kahlo entre las más destacadas junto con otra de su autoría, “La canasta con flores” (1941), que alcanzó el segundo precio más alto, 3,1 millones de dólares, en ambos casos sumando a la puja el “prémium” que paga el comprador.

En la sesión, que se alargó poco más de hora y media, fueron subastadas 63 piezas y la mayoría de ellas entraron en los márgenes de venta estimados por Christie’s, aunque algunas los superaron e incluso se anotaron récords, comenzando por esa “Mujer de blanco”, que se ha convertido en la pintura al óleo más cara de la artista.

La obra estrella de la tarde, que no se había subastado nunca, es objeto de interés entre los amantes del arte porque corresponde a la etapa de la vida de Kahlo en la que empieza a definirse como artista y se casa con el también artista mexicano Diego Rivera, además de que hay diferentes versiones sobre la identidad de la retratada.

COLECCIÓN

El primer cuadro, parte de la Colección de la Doctora Helga Prignitz-Poda, es un óleo sobre lienzo de unos 118 por 81 centímetros (46 ½ por 32 pulgadas) pintado alrededor de 1929. Kahlo se lo obsequió originalmente a la fotógrafa mexicana Lola Álvarez Bravo y desde entonces se ha mantenido en manos privadas.

“Frida Kahlo empezó a interesarse en el arte a mediados de los años 20 y como pintora empezó haciendo retratos de gente cercana a ella”, además de autorretratos, dijo Virgilio Garza, director del departamento de arte latinoamericano de Christie’s, a The Associated Press. “Debido a que este cuadro tiene un tamaño significativo, sabemos que es de alguien que le importaba; lo que no sabemos realmente es la identidad de la modelo”.

PERSONAJE

La indumentaria del personaje indica que no se trata de una mujer mexicana, pues Frida solía enfatizar la mexicanidad con blusas de encaje, collares y otros elementos, indicó Garza. Agregó que el vestido blanco sugiere que podría tratarse de un retrato nupcial, y que el estilo del peinado y el vestido era muy evocativo de ese periodo.

Por años se asumió que la modelo del retrato era Dorothy Brown Fox, una aspirante a profesora de español que luego escribió radionovelas. Fox llegó de Los Ángeles a la Ciudad de México a fines de los años 20 con la intención de perfeccionar el idioma y poco después conoció a Kahlo.

La familia de Brown Fox ha apoyado esta teoría con cartas estampadas con besos que ambas intercambiaron, y que ahora forman parte del archivo del Museo Frida Kahlo. Pero una investigación reciente del historiador Luis Martín Lozano sugiere que el retrato es de hecho de una inmigrante rusa llamada Elena Boder, que huyó de la Revolución Bolchevique a México con su familia en 1919.

HISTORIA

Boder y Kahlo se conocieron en la Escuela Nacional Preparatoria y ambas pensaban estudiar medicina. Siguieron caminos académicos similares hasta 1925, cuando Kahlo sufrió su funesto accidente de autobús y se vio obligada a interrumpir sus estudios. Boder con el tiempo se mudó a Estados Unidos y llegó a ser una neurocirujana conocida por desarrollar una prueba para detectar dislexia en niños pequeños.

Lozano descubrió una foto suya de 1925 y notó su gran parecido con la mujer del vestido blanco en el retrato. Además, pocos años antes de su muerte en 1954, Kahlo le dedicó un bodegón -“Para Elena Boder, pintado con todo mi amor. Frida Kahlo”- en una potencial pista de la identidad de su modelo.

“CANASTA DE FLORES”

En cuanto a “Canasta con flores” (1941), el colorido óleo sobre cobre circular celebra el amor de la pintora mexicana por la naturaleza así como un momento particularmente feliz en su vida, pues acababa de volverse a casar con Rivera tras haber pasado un breve periodo divorciados.

La obra de 64 centímetros (25 ¼ pulgadas) de diámetro (80 centímetros con marco) es parte de la Colección de James y Marilynn Alsdorf. La actriz estadounidense Paulette Goddard, amiga de Kahlo y Rivera, se la compró directamente a la pintora, y desde entonces ha permanecido en manos privadas fuera de México. Una pintura similar, del mismo tamaño y formato, se encuentra en el Museo Frida Kahlo.

CUADROS

“La década de los 30 Frida tuvo una vida demasiado intensa, con muchos éxitos y también con muchas desgracias personales: a raíz del accidente no podía concebir; las operaciones de espalda, que eran muy dolorosas; luego las infidelidades de Diego Rivera; se divorcia de Diego. Pero al mismo tiempo ya Frida contaba con éxito como artista: había exhibido en Nueva York... Había tenido una exhibición en París. O sea, ya era ella un personaje”, dijo Garza.

“A fines de los 30 se reconcilia con Diego Rivera y se vuelven a casar y esta pintura marca esa etapa de felicidad”, explicó. “Hay un colibrí, que siempre representa a Frida Kahlo; también hay una abeja, que se cree que representa a la figura de Diego Rivera; las flores están emparejadas... Es una naturaleza muerta que representa un estado de reconciliación”.