A-AA+
San Cristóbal de Las Casas.- Al aprender a utilizar el telar de cintura, actividad destinada solo para mujeres, un tejedor y diseñador indígena tzotzil rompió esa regla y, de paso, deshizo los estereotipos de género en el estado de Chiapas, sureste de México.
Durante sus primeros 25 años de vida, Alberto López Gómez, ahora un reconocido tejedor y diseñador en México y el mundo, se dedicó exclusivamente a trabajar el campo, como dictan los usos y costumbres en la comunidad de Juxtón, en el municipio de Aldama, de donde es originario, hasta que le pidió ayuda a su mamá, Margarita Gómez Santis, para que le enseñara a tejer.
Su madre, sabiendo la posible tormenta que se vendría sobre su hijo, decidió apoyar y alentar a Alberto y, aunque no fue fácil, ambos decidieron entonces hacer a un lado los prejuicios y comenzar a tejer a escondidas, a pesar de que ella le recordó “que los hombres no tejían, solo se dedicaban al campo”.
“La primera que me enseñó fue mi mamá, me enseñó todo el proceso, después mis hermanas me enseñaron a hacer los brocados”, dijo en entrevista con Efe el tejedor, de 31 años. Alberto, el menor de seis hermanos, se definió como un “tejedor nato y un promotor de la cultura” de su pueblo y dijo que trabajar el textil es una forma de expresión pues “cada prenda cuenta una historia”.
DISCRIMINACIÓN
“Lo más difícil fue vencer la discriminación (ser estigmatizado por ser tejedor) y migrante, además la falta de dinero y no hablar el español fueron todo los problemas que enfrentó en un inicio”, relató. Pero tras superar esos obstáculos, López Gómez se reveló como un extraordinario tejedor y diseñador además de un líder para decenas de mujeres especialistas en telar de cintura de su comunidad a quienes ha apoyado para dar a conocer su trabajo.
“Mi sueño es luchar, apoyar a las compañeras, darles trabajo y dar a conocer su trabajo en otros países porque a las compañeras de las comunidades aquí (en México) no nos conocen”, contó.
“Lo que hacemos es un brocado tejido y todo brocado tiene un significado”, dijo Alberto al tiempo que explicó cómo en un huipil puede estar representado el señor de la tierra, las cruces representan a la iglesia, las serpientes o el padre y madre, la unión de la pareja y en medio lleva el universo y los cuatro puntos cardinales”, apuntó.
EXPERIENCIA
Con su experiencia de trabajo en telar de cintura, donde comenzó hace cinco años, Alberto también empezó a “tejer” una red de más de 150 mujeres, nativas de Aldama, a quienes ayudan a crear los diseños que ellas plasman sus prendas. En ese grupo es Alberto quien juega y combina colores y diseños para que puedan ser comercializados, trabajo que siente es lo que ha marcado la diferencia con otros tejedores de textiles en Chiapas.