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MATEHUALA.- Hay personas que enfrentan una discapacidad de nacimiento y otros que la adquirieron con el paso del tiempo, sin embargo, no se sienten imperfectas y salen a la calle a trabajar.
Tal es el caso de Ramiro, un hombre que en su juventud fue estibador, aunque presentaba un problema de la visión que con el paso del tiempo y por la falta de atención y por no tener los recursos se fue agravando y ahora presenta problemas en sus ojos.
Muchos lo ven en las calles de Matehuala jalando un diablito, cargando arpillas con papas o naranjas que ofrece a través de su voz. Recorre sobre todo las calles Libertad, Independencia, Bustamante y Calderón, pero no más lejos de esa zona que es la que le queda cerca de su vivienda.
Ramiro platica con personas, aunque ni les conozca. Habla de Dios, o de cualquier otro tema. Recuerda que cuando no tenía muy avanzado su problema visual le gustaba leer la revista Kalimán que era su favorita y aún hoy, recuerda las hazañas del personaje.
Otro discapacitado es Ángel, quien padece una discapacidad mental y a quien se le ve con carilla en mano y a señas se ofrece para llevar basura al contenedor de la calle Colón. Los comerciantes le entregaban la bolsa de desecho con una moneda y ese era su trabajo diario.
Desde que se retiró el contenedor de esa calle ya no se le ha visto en el Centro Histórico, pero es una persona que a pesar de no hablar le gusta trabajar.
Ramiro y Ángel demuestran a la sociedad que tener una discapacidad no les impide salir a la calle a trabajar, además de que son personas tranquilas que lo único que buscan es obtener un ingreso para su sobrevivencia.
Ellos dos serán reconocidos por el Centro de Rehabilitación Integral en el Día Internacional de la Discapacidad que se conmemora mañana.
