A. Coney niega una agenda política

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A. Coney niega una agenda política

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Washington.- La jueza ultraconservadora Amy Coney Barrett, nominada para el Tribunal Supremo por el presidente de EU, Donald Trump, encajó los golpes de los senadores demócratas sin perder la compostura y sin ofrecer siquiera una pista acerca de cómo fallará en casos tan importantes relacionados con el aborto o el futuro del Obamacare.

“Los jueces no pueden levantarse un día y decir: tengo una agenda, me gustan las armas, odio las armas; me gusta el aborto, odio el aborto. Y simplemente andar por ahí como una reina e imponer su voluntad al mundo”, dijo con cierta ironía Barrett durante el segundo día de audiencias en el comité judicial del Senado.

Barrett, católica, de 48 años y madre de siete hijos, usó frases similares para huir de las punzantes preguntas de los demócratas: aseguró una y otra vez que ella no tiene ninguna agenda política y que su objetivo es apegarse a la Constitución para decidir cada caso por separado.

Además, enfatizó que “no se ha comprometido” con la Casa Blanca a fallar de ninguna forma en polémicos casos, como el de la reforma sanitaria del expresidente Barack Obama (2009-2017) que evaluará el Tribunal Supremo en las próximas semanas.

Los senadores demócratas están en minoría en el Senado y saben que no pueden frenar la confirmación de la magistrada para el Tribunal Supremo, por lo que están usando las mediáticas audiencias para recordar a los estadounidenses lo que está en juego en las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.

Los demócratas se están esforzando en retratar a Barrett como una jueza extremadamente conservadora y muchos pusieron el foco en el derecho al aborto.

La senadora Dianne Feinstein, de 87 años y que durante su vida ha roto varias barreras de género, preguntó repetidamente a Barrett sobre sus ideas acerca del caso “Roe v. Wade” del Tribunal Supremo que legalizó el aborto en 1973 y le recordó lo que ocurría cuando ese procedimiento era ilegal en EE.UU.

“Como una estudiante universitaria en la década de 1950, vi lo que le pasaba a aquellas mujeres jóvenes que se quedaban embarazadas en un momento en el que el aborto no era legal en este país. Yo fui a (la universidad de) Stanford y vi los viajes a México, vi cómo mujeres muy jóvenes intentaban hacerse daño. Eso es realmente preocupante”, manifestó Feinstein.

Barret rechazó expresar su visión acerca del caso “Roe v. Wade” y dijo que no dará “un pulgar hacia arriba o hacia abajo” para respaldar o rechazar ningún asunto, incluido el aborto.