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Policías kenianos se enfrentan a pandillas en Haití

Se desata un tiroteo en las antiguas oficinas de la Policía Nacional en Puerto Príncipe

Por AP

Diciembre 07, 2024 03:00 a.m.

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PUERTO PRÍNCIPE, Haití.- Un vehículo blindado que transporta a policías kenianos recorre la capital de Haití con una ventana estrellada que una bala de alto calibre no logró penetrar, un signo permanente de la violencia que los agentes enfrentan casi a diario en Puerto Príncipe.

Los kenianos, desplegados en Haití a principios de este año para ayudar a sofocar la violencia de las pandillas, han enfrentado ataques implacables.

El jueves se desató un tiroteo en Puerto Príncipe cuando los agentes kenianos repelían a pandillas fuertemente armadas que controlan 85% de la ciudad y luchan por tomar el control total.

Los kenianos, junto con policías haitianos, se parapetaban detrás de sacos de arena y un muro de concreto en las antiguas oficinas de la Policía Nacional que las autoridades se vieron obligadas a abandonar en años recientes debido a la invasión de las pandillas. Las balas silbaban mientras los policías mantenían la cabeza baja y devolvían el fuego.

“Los días están contados para las pandillas”, dijo a The Associated Press Godfrey Otunge, comandante de la misión respaldada por las Naciones Unidas y liderada por Kenia. “O se rinden... o vamos por todos ustedes”.

La policía enfrenta una tarea abrumadora. Según la ONU, se han reportado más de 4.500 personas asesinadas y 2.060 heridas en Haití en lo que va del año.

La violencia de las pandillas haitianas también ha desplazado a unas 700.000 personas en los últimos años, mientras personas armadas queman y saquean comunidades en un esfuerzo por controlar más territorio.

Un creciente número de personas ha criticado la misión liderada por Kenia, señalando que la policía no ha tomado el control de los bastiones de las pandillas ni ha arrestado a ninguno de sus líderes.

La policía patrullaba en un vehículo fuertemente blindado, con una de sus ventanas previamente dañada por un impacto de bala, y devolvía el fuego con sus humeantes armas automáticas.

El vehículo avanzaba lentamente entre automóviles quemados, barricadas improvisadas y el cuerpo de una persona quemada hasta la muerte, con el cráneo asomando a través de un neumático chamuscado.