Perdieron todo en un santiamén
Continúa la desolación de los pobladores de Chalco luego de las severas inundaciones
Chalco, Méx.- Después de la tormenta no ha llegado la calma. Tres días se han dedicado a limpiar los estragos causados por la inundación del jueves pasado y la normalidad para los vecinos de las unidades habitacionales Pueblo Nuevo, Villas de San Martín y Los Héroes se ve lejana.
Aunque ya no hay agua en sus hogares, continúan las labores de saneamiento en sus inmuebles y en las calles, pero los residentes se sienten tristes y algunos desolados porque en un santiamén perdieron todo su patrimonio.
Mireya Cruz, quien vive en el fraccionamiento Villas de San Martín, apenas había comprado refrigerador, estufa y lavadora hace siete meses y fueron a parar al basurero hace 48 horas.
La mayoría de las familias han permanecido en sus viviendas después de que se inundaron la tarde del jueves, porque las aguas broncas de la parte alta de la montaña y boscosa de Chalco bajaron con mucha fuerza y se salieron del cauce de las barrancas y arrasaron con todo lo que encontraron a su paso. Las autoridades locales estimaron que son 650 las familias que sufrieron algún tipo de daño en sus bienes.
Exigen clausura
de bodegas
Al cumplir cuatro días entre el lodo y desalojando aguas negras pestilentes, luego de una severa inundación que dañó cerca de 500 casas de Rancho San Blas, donde el afluente superó el nivel de sus mesas y perdieron documentos, mobiliario y autos, vecinos afectados piden la clausura de la construcción de grandes bodegas que afectó el curso de un cauce de aguas negras, cuyo caudal derrumbó una barda perimetral e inundó sus viviendas.
“La mayoría llegamos aquí hace 25 años y nunca habíamos sufrido una inundación como la del 27 de junio”, que los ha mantenido llenos de lodo y entre aguas pestilentes, señalaron habitantes durante un recorrido realizado por El Universal.
El cauce de aguas negras quedó tapado con la construcción de grandes bodegas llamados “centros logísticos”, que se edifican junto a esta colonia, señalaron, entre otros, Olivia Vargas y Miguel Ángel Mondragón, que exigieron que la obra sea clausurada.
El agua se acumuló y derribó la barda que divide Rancho San Blas del centro logístico y el agua penetró en más de 500 casas.
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