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Silencian la voz de los indígenas

El sacerdote y luchador social Marcelo Pérez Pérez fue acribillado en San Cristóbal de las Casas

Por El Universal

Octubre 21, 2024 03:00 a.m.

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San Cristóbal de las Casas, Chis.- Marcelo Pérez Pérez era sacerdote y luchador social, considerado una voz de los pueblos indígenas. Políticos ligados a la delincuencia organizada le habían puesto precio a su cabeza.

El defensor de los pueblos originarios, conocido como padre Marcelo, indígena tzotzil, fue baleado en más de dos ocasiones cuando estaba en su vehículo en el barrio de Cuxtitali, sobre la calle las Peras, ubicada al oriente de la ciudad turística de San Cristóbal de las Casas.

El padre Marcelo salía de la parroquia de Cuxtitali luego de oficiar misa y se dirigía a la iglesia de Guadalupe, cuando dos personas a bordo de una motocicleta le dispararon a quemarropa.

Luego de que el cuerpo del padre Marcelo fue entregado a sus familiares, cientos de personas recibieron el féretro con banderas blancas y caminaron detrás de él unos dos kilómetros hasta la iglesia de Guadalupe, gritando “justicia” durante todo el recorrido.

En septiembre de 2015 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) había solicitado la medida cautelar 506-14 para el religioso.

En 2001, Pérez Pérez fue designado capellán en el municipio de Chenalhó; tres años después de que un grupo armado asesinó a 22 indígenas tzotziles de la organización Las Abejas, de Acteal.

Por 10 años estuvo en Chenalhó y luego fue designado responsable de la parroquia San Antonio de Pádua, en el municipio indígena de Simojovel, donde observó problemas de inseguridad, asesinatos, secuestros, alcoholismo, drogadicción y prostitución, de lo cual responsabilizaba al entonces alcalde Juan Gómez Domínguez, un cacique priista.

Fue cuando empezaron las amenazas y una campaña de desprestigio contra el sacerdote.

Contaba con una orden de aprehensión por la desaparición forzada de 21 hombres en julio de 2021 en Pantelhó, lo que él señalaba como una contradicción porque también tenía seguridad del gobierno. Ayer, cuando fue asesinado, no tenía protección.

La diócesis de San Cristóbal de las Casas exigió a las autoridades paz y justicia tras el asesinato a balazos del sacerdote.

El obispo Rodrigo Aguilar Martínez apuntó que “pese a las constantes denuncias del padre Marcelo sobre su seguridad y la de los ciudadanos, sus peticiones no fueron escuchadas, y a pesar de ello, continuó abogando por la justicia”.