Así la Luna
Crecí escuchando -entre broma y broma- que la mejor opción en la boleta electoral, era votar por Cantinflas o por el Piporro pues en esa época, elegir autoridades era un mero trámite pues se sabía quién sería el presidente o el gobernador y las elecciones eran solo una pantalla. Como desahogo, mucha gente optaba por elegir candidatos del mundo de la farándula, alternativas disparatadas que dejaban ver un cierto desprecio por el sistema que nos regía y que sólo aparentaba ser una democracia que ocultaba un régimen totalmente diferente.
Más de 80 años después, absurdo es un adjetivo que se ha quedado corto si de candidatos hablamos. Hoy vemos y escuchamos de todo; las máximas autoridades ausentes unas, otras sobre excedidas y el resto como si no existieran. Nunca como ahora, la vida democrática de México, está en manos y en las decisiones de los votantes y de los antes abstencionistas. Tenemos hasta el 2024 para ver cómo nos comportamos y si estamos o no, a la altura de nuestras aspiraciones como sociedad.
Es un martes que siento silencioso, lento y con una cadencia definida por un inusual viento que va más allá de sentirse fresco invitando a arroparse aunque sea un poquito solamente.
Todo este trajín electoral, preelectoral o aspiracional, a muchos nos trae a la piense y piense y a la lee y lee, esperando encontrar en la información algún destello de inteligencia proveniente de quien debiera encarnar a la mente más brillante de este país. Pero nada más lejos que esos deseos de vernos gobernados por el que prometió que nos íbamos “a transformar”. Creo que cometimos el error de no preguntarle en qué consistía esa transformación y en qué se reflejarían los cambios y sobre todo cómo lo iba a hacer y con qué iba a arrasar. Esta vez, necesitamos dejar de ser tan ingenuos, confiados e ilusos.
Mi ventana sigue con la luna perdida y me exige preguntarle a google en qué fase se encuentra nuestro satélite preferido. Me dice que hoy es la fase de luna nueva; invisible desde la Tierra, nuestra casa. Hoy la luna se esconde entre el Sol y la Tierra y es muy diferente a la luna llena, cuando “aparece completamente iluminada en el punto de la órbita lunar más alejado del Sol”.
Será por eso que estamos tan a oscuras aquí entre la raza y que por eso no distinguimos ya ni quienes somos ni porqué buscamos lo que buscamos, a toda costa y pasando por encima de lo que se necesario. Confundidos con una doctrina de self confidence, amor propio, revalorización, sin apenas pasar por el mínimo y antiguo examen de conciencia y de conocimientos. A veces esas son mis preguntas existenciales que trato de espantar de entre mis pensamientos para disminuir el impacto de la epidemia de estrés que nos recorre y nos habita, como si fuera un nuevo estilo de vida.
Yo no pienso votar por Cantinflas o sus equivalentes, pero de tan absurdo todo, dan ganas de hacerlo y tirar la toalla. Por lo pronto voy a actualizar mi INE pues, aunque esté “dando el do de pecho”, espero que sobreviva para que en el 2024 haga valer nuestra decisión por querer un país con los derechos y obligaciones que la moral natural exige.
