¿Borgoña en México? I

Ayer realizamos la primera cata de un pequeño ciclo cuya intención es tener un mejor panorama de los proyectos mexicanos que están trabajando con uvas originarias de la Borgoña, en concreto pinot noir, chardonnay y gamay, dado que, en papel, nuestra geografía y clima no serían favorables para producir vinos de calidad de, al menos, las variedades tintas, que requieren de condiciones muy especiales para mantener un viñedo exitoso. El ejercicio de esta primera parte, los pinot noirs, resultó por demás interesante, atractivo e inesperado.

Es necesario aclarar que la experiencia de ayer fue tan afortunada en gran medida a la participación de tan atentos y sensibles aficionados como de profesionales tan experimentados y agudos: la aportación de la decena de compañeros (en suma, enófilos de cepa todos ellos) que pusieron sus cinco sentidos y su inteligencia para evaluar con mucha puntualidad y franqueza los ejemplos elegidos fue invaluable. Agradezco mucho sus contribuciones.

Reunimos, pues, tres etiquetas de pinot noir mexicano para hacer una cata semiciega (conocíamos las etiquetas, mas no el orden en el cual se cataron) ante un pinot noir de la Borgoña y uno más de California. Don Leo 2012, de Parras, Coahuila; Vino de la Reina 2012, de San Vicente, Baja California; y Bodegas del Viento 2016, de Arteaga, también en el estado de Ignacio Zaragoza; se midieron a un Huguenot Marsannay Chaume Aux Pretres 2015 y a un Melville Estate Verna´s 2013, de Santa Rita Hills, Santa Barbara, Central Coast.

El objetivo de esta comparativa fue, más que el intento de deducir qué copa correspondía a cuál etiqueta, evaluar los vinos cualitativamente para saber qué vino le parecía más virtuoso a un grupo bastante plural y cuál menos. El segundo objetivo fue escudriñar entre ellos para ver si alcanzábamos a percibir un rasgo que identificara los terruños mexicanos ante los extranjeros. Todas las botellas tuvieron en su momento de compra un precio alrededor de los USD $30 y permanecieron en mi cava desde su lanzamiento (no mistreatment here).

Antes de comentarte los resultados numéricos, caro lector, quisiera hacer una consideración menos objetiva, si me permites, pero que siento resulta pertinente. Todas las etiquetas fueron probadas por tu servidor en distintas etapas de su vida, y el comportamiento de dos de estas botellas particulares resultó menos brillante que en otras ocasiones, con diferencia. Sea por el efecto de la maduración durante el tiempo de guarda, la ausencia de decantación (las botellas sólo se trasvasaron para su servicio anónimo), la variación de lote o por factores de corcho, en fin, por condiciones que siempre pueden presentarse un determinado día en una botella y otro no, el Don Leo (¿quizás en decadencia? muy alcohólico) y el Huguenot (¿quizás en su adolescencia? muy disgregado) se mostraron por debajo de la impresión que tuve de ellos en otras ocasiones. 

Hecha esta precisión, que, por cierto, es similar a lo que pasa entre dos grandes contendientes deportivos, en donde diez encuentros tal vez arrojasen un empate global, pero que el día de la final gana quien gana y no hay vuelta atrás, le cuento que ninguno de los presentes atinó a deducir el 100% de las copas en correspondencia con sus botellas, es decir, los pinots mexicanos alcanzaron a confundirse con sus contrapartes. Creo que dentro de los pinitos de la variedad en México, esto resulta un acierto: el carácter llegará después. Aquí el primer ensayo de respuesta a la pregunta que intitula esta colaboración: ¿Borgoña en México? Sí, gracias. 

El vino menos gustado, con una calificación de 7.86 sobre 10, fue el pinot francés. Inaudito pero cierto. En cuarto lugar: Don Leo, con 8.23. En tercer lugar: Vino de la Reina, 8.67. Segundo lugar, muy cerca del primero: Bodegas del Viento, 8.75. Y primer lugar: Melville, con 8.83.

Algunas conclusiones: los pinots de Melville son unos de los vinos que más disfruto en el mundo, sus calificaciones entre los gurús críticos siempre andan sobre los 92, 93 puntos, llegando en ocasiones hasta los 97 puntos. Varios panelistas eligieron el Bodegas del Viento sobre este vino de Santa Rita Hills, sólo 8 centésimas los separaron. Casi lo mismo para el Vino de la Reina.

Estructuralmente, el del Viento se diferenció poco con el Borgoña: cuerpo, taninos y alcohol medio; acidez alta; final largo el mexicano y corto el francés. Yo pensé que el de Arteaga era de la Cote D´Or, tenía sobre todo al principio un aroma medicinal muy exótico pero que evolucionó a algo súper atractivo; aunque extrañaba mayor floralidad, no anunciaba la predominancia frutal de los pinots del Nuevo Mundo. Por otro lado, parece que el tiempo no le cayó muy bien al Don Leo, junto al comportamiento del del Viento, me inclinaría por beber el pinot mexicano antes que después.  

En fin, a ver qué depara el ejercicio de los chardonnays y los gamays. Se lo cuento en dos semanas. Por lo pronto, me apetece repetir la cata entre el Bodegas del Viento y un Borgoña de un precio no muy dispar. 

@aloria23

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