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Canallaje

Por Jorge Chessal Palau

Julio 03, 2023 03:00 a.m.

A

Se han cumplido cinco años de que el pueblo de México tomó una de las peores decisiones de su historia, hipotecar su futuro engañado por un vendedor de ilusiones.

En el último día del mes de diciembre de dos mil dieciocho escribí en este mismo espacio una columna llamada “Tiempos de canallas”, en la que hice alusión a la forma en que López se refería a sus adversarios en aquella fecha, cambiando la palabra “mezquino” por “canalla”.

Hoy somos testigos de como un cada vez más contrariado López sale a su tribuna mañanera, las plazas y espacios públicos a denostar, insultar, despreciar y estigmatizar a quienes tienen la osadía de diferir con sus ideas y designios. Por tal motivos, recupero algunos fragmentos de aquella publicación que parecieran haber sido escritos hoy:

“Es el caso del señor López, que ha dejado ver su preferencia por la palabra “canalla”, que usa con singular alegría. Este término tiene como acepción, al decir del Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia, gente baja, ruin, persona despreciable y de malos procederes.”

“Decir que son tiempos de canallas, significa que hay muchos y que, de alguna manera, controlan lo que sucede en la sociedad; así, resulta ser que los partidarios de López, fundamentalmente Diputados y Senadores, además de su gabinete, tienen el control de lo que ocurre en México. Bástenos ver cómo, desde septiembre en el Congreso y hace apenas un mes en la Presidencia, han atacado frontalmente al único Poder que les puede significar una barrera a sus abusos y dislates; han golpeado al federalismo con una reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, para controlar a los Estados; han disminuido los derechos de miles de trabajadores de la federación, llegando, incluso, al despido inmisericorde y arbitrario, como el caso de cientos de personas del Servicio de Administración Tributaria (SAT), pese a tener derechos que la autoridad desprecia.”

“Sí, López tiene razón, son tiempos de canallas, de sus canallas.”

“La extraordinaria escritora española Julia Navarro tiene una novela llamada “Historia de un Canalla”, que al inicio, en boca de su personaje principal, dice ‘Soy un canalla y no me arrepiento de serlo. He mentido, engañado y manipulado a mi antojo sin que me importaran las consecuencias. He destruido sueños y reputaciones, he traicionado a los que me han sido leales, he provocado dolor a aquellos que quisieron ayudarme. He jugado con las esperanzas de quienes pensaron que podrían cambiar lo que soy. Sé lo que hice y siempre supe lo que debí hacer. Esta es la historia de un canalla. La mía…’. Sobran palabras.”

Las diatribas diarias de López, sus rabietas delirantes, ponen en evidencia que profesa una actitud que puede definirse con una palabra: canallaje.

Es un canalla quien, ante el secuestro y muerte de personas a lo largo y ancho del país, las voces de protesta desgarradoras de padres cuyos niños mueren sin esperanza gracias a las acciones indolentes del sector salud y los desplazados geográfica y/o socialmente por decisiones de política económica sobre las rodillas, se mofa del dolor ajeno, se erige como sumo patrón de evaluación moral y solo se preocupa de tratar de llevar la batuta en el discurso político electorero.

Quienes hacen del canallaje su forma de vida, son expertos en acciones consideradas viles, corruptas o deshonestas. El canallaje implica una falta de integridad moral y ética, y se asocia con conductas rastreras, mezquinas o maliciosas.

Donde no hay altura de miras, hay solo el ataque a quien disiente, haciendo uso de todos los recursos del Poder enfocados en uno o unos cuantos mexicanos cuyo mayor pecado, a los mesiánicos ojos del dictador, es ejercer su libertad de opinión.

Usted juzgue si le suena conocido.

Por muy buenas que sean las intenciones, quien actúa como canalla, corrompe los fines y los hace igualmente canallas. Así no se transforma un país, así se le aniquila.

@jchessal