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COLOSIO

Por Juan José Rodríguez / PULSO

Marzo 24, 2022 03:00 a.m.

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El viernes pasado, un día después de nuestra columna anterior, el periódico español El País publicó una encuesta nacional de intención de voto levantada a petición suya por la empresa SIMO (Sistemas de Inteligencia en Mercados y Opinión), cuya interrogante central planteó: “En caso de que fuera candidato a la Presidencia de la República ¿usted podría votar por él o por ella o nunca votaría por él o por ella? Los resultados principales son: Marcelo Ebrard, 56 por ciento de respuestas positivas y 42 por ciento negativas; Claudia Sheinbaum, 54 y 43 por ciento en ese orden y Luis Donaldo Colosio Riojas, 53 y 42 por ciento respectivamente. Un empate técnico categórico. El más cercano perseguidor de esta triada es Ricardo Monreal, con porcentajes del 26 y 68, seguido de cerca por Ricardo Anaya y Margarita Zavala con números idénticos: 24 por ciento de “Sí” y 74 de “Nunca”.

Estos resultados se alinean con la encuesta de Reforma, también nacional y en vivienda, que citamos de memoria hace una semana. Verificada documentalmente, sus resultados -publicados el 2 de diciembre del año pasado, fueron (¿Estaría dispuesto a votar para presidente en 2024 por…?): Marcelo, 31 por ciento; Claudia, 30 y Luis Donaldo 27. El dato relevante del empate técnico se repite, aun con cifras absolutas diferentes. En este trabajo demoscópico el cuarto lugar lo ocupa Ricardo Anaya con un remoto 16 por ciento y Monreal le sigue con un 12.

Al revisar los saldos de ambas encuestas, es importante tener en cuenta que mientras Ebrard y Sheinbaum, por la naturaleza de sus cargos públicos y por la decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador de “destaparlos” como prospectos hace ya casi un año, mantienen una alta exposición mediática a nivel nacional e intermitentemente hay campañas inducidas en medios tradicionales y en redes sociales para tratar de incidir en sus niveles de conocimiento y aceptación, Colosio Riojas ha mantenido un perfil mucho más bajo, entre otras cosas porque la alcaldía de Monterrey no tiene mucha proyección fuera de Nuevo León y porque es hora que no ha dicho un Sí categórico a la posibilidad de ser candidato presidencial en 2024, sea por Movimiento Ciudadano o una coalición de partidos, aunque tampoco ha dicho No. 

Con la encuesta de El País a la mano, un colega me comentó que veía difícil que la opción de Colosio Riojas para el 2024 pudiera prosperar, entre otras cosas porque no ofrecía una experiencia de gobierno importante y porque Movimiento Ciudadano sigue con un porcentaje bajo de votación (7 por ciento en las elecciones de diputados federales del 2021). Alguien más me dijo que además era “muy joven” (llegado el caso sería Presidente con 39 años y 2 meses).

Palabras más palabras menos, mis respuestas fueron en el sentido de que si observamos, analizamos o valoramos las expectativas de una nueva candidatura colosista a la Presidencia de la República con los lentes de la ortodoxia política y dentro de los parámetros tradicionales -marco referencial en el que juegan o jugaban un papel importante el curriculum, los apoyos partidistas y elementos similares- nos estaremos equivocando gravemente. Si insistimos en ver una opción en esencia diferente con la perspectiva tradicional es, creo, que no estamos entendiendo nada.

Creo firmemente, consciente de que puedo equivocarme de un extremo a otro, que si llegado el momento Luis Donaldo Colosio Riojas es candidato a la Presidencia de la República dentro de dos años, la suya sería fundamentalmente una candidatura emocional, emotiva, nostálgica. Un eventual triunfo, sería más una gesta romántica que un cálculo ciudadano. Querer anclarla en la “racionalidad” de los intereses partidistas, en el desmenuzamiento de su experiencia política y administrativa o en las fechas del calendario, es, repito, no entender el fenómeno.

POR CIERTO

Para tener en cuenta: Colosio Riojas nació el 31 de julio de 1985. Eventualmente, tomaría posesión como Presidente de la República el primer día de octubre del 2024, a los 39 años y 2 meses. El nuevo presidente de la República de Chile, Gabriel Boric, asumió su cargo el pasado día once, a la edad de 36 años y un mes. Su experiencia política propiamente dicha fueron dos períodos como diputado.

Pero no hay que ir tan lejos: el general Lázaro Cárdenas asumió la Presidencia el primero de diciembre de 1934, con 39 años y 6 meses de edad, prácticamente la misma de Luis Donaldo en el 2024. Carlos Salinas de Gortari se colocó la banda presidencial de 40 años y 8 meses.

Adicionalmente, en esa perspectiva de LDCR convertido en un revulsivo del proceso electoral del 2024, en calidad de locomotora y no de cabús, es obvio que la personalidad, antecedentes, calidad y percepción de los nuevos adherentes del partido Movimiento Ciudadano en estos lares, pierden relevancia. Serán útiles, llegado el caso, para que contribuyan a formar las redes de promoción, las listas de representantes de casilla y cosas por el estilo, pero no definirán el perfil.

No creo que eso sea algo que deba preocupar mucho, porque, perdón la vena cínica, ¿hay de otros? Salvo muy raras excepciones, la inmensa mayoría de los militantes partidistas que tienen proyección pública por sus cargos o sus protagonismos, sea que se queden donde están o anden preparando el trasvase, son muy semejantes: ¿El Tecmol? ¿Oscar Bautista? ¿Oscar Vera? ¿José Belmares? ¿Enrique Flores Flores? ¿Chico Páez? Y sígale usted.

No todas las deserciones partidistas obedecen a las mismas razones. Algunas son verdaderamente insostenibles pero hay otras que tienen fundamento. En el caso concreto del panismo potosino, que en esta reconfiguración naranja es por el momento el que ha sufrido la mayor sangría, hay que insistir en que la culpa no es tanto de los que decidieron cambiar de divisa sino de la dirigencia nacional que, interesadamente, ha decidido sostener el cacicazgo estatal que ejerce Xavier Azuara.

Finalmente, y confieso que no sé si me este pasando de sospechosista, pero hay ratos que me da la impresión que el relanzamiento del MC en nuestro estado y, en particular, las expectativas que genera la figura de Luis Donaldo Colosio Riojas, provocan nerviosismo en Palacio de Gobierno, o en la Torre Corporativa del Centro de Convenciones. ¿Por qué? Básicamente porque de súbito vino a modificar el emplazamiento en la arena política local, donde no hay (había) más estrella que el Pollo Verde. Un emplazamiento donde todo el monte era orégano. 

Ciertamente, aún cumplida la posibilidad de que Colosio Riojas fuera un candidato formidable para la elección presidencial del 2024, la gubernatura potosina entra en disputa hasta el 27. Sin embargo, demostrado está que un abanderado presidencial fuerte, atractivo, bien valorado, derrama beneficios hacia las candidaturas que lo acompañan (senadores, diputados federales, alcaldes y diputados locales).

Así sucedió en beneficio del PAN en 2000 con Fox, y del PRI en 2012 con Peña Nieto. En esta elección, el tricolor ganó 9 de los 15 distritos locales y un número relevante de alcaldías incluida la capital.

Un avance inesperado aquí del MC con Luis Donaldo de locomotora, podría dificultar al Verde y aliados conservar la mayoría en el Congreso local, y no quiero ver las broncas de Gallardo Cardona en su segundo trienio para sacar presupuestos, cuentas pública, y todo lo importante que pasa por el legislativo. Obviamente, dependiendo de muchas variables también podrían ir al cesto de la basura los distintos proyectos para la sucesión, sea para que quede en familia o para dejar un gato de angora.

COMPRIMIDOS

Particularmente dolorosa, por tratarse de un espléndido ser humano y por tener mucho de absurda, la tragedia que nos arrebató a Lidy Villalba. En medio de la tristeza e indignación que su muerte nos ha causado, aprendamos la lección: en esta hora sombría a nivel nacional, ninguna carretera, cercana o lejana, ofrece condiciones para transitarla de noche.

Hace dos o tres semanas, en la columna institucional de este medio, se publicó con detalle cómo buena parte de los 6.6 millones de pesos que oficialmente se erogaron para pagar el Chupirul Gigante y la pista de patinaje de Fundadores en la temporada navideña, acabó en la caja registradora de una empresa chilanga de nombre All Kind of Shows, S. A. del C. V, cuyo representante legal tiene vínculos con el senador del PVEM Manuel Velasco Coello, exgobernador de Chiapas. Comentaba en días pasados este asunto con un amigo claridoso, quien me dijo “Juan José, bien sabes que el Niño Verde, Velasco y demás fauna verde nos están padroteando a los potosinos; nos traen en el talón para llenarse los bolsillos”.

Ya todos sabemos que en el actual equipo gubernamental no hay quién practique el duro oficio de pensar, pero cuesta trabajo creer que no haya nadie que le diga al mandatario Gallardo Cardona que antes de hacer declaraciones previsiblemente controversiales conviene analizar el contexto y el momento. Hubo un tiempo, hacia mediados del siglo pasado, que las dos ciudades en todo el mundo con mayor número de potosinos después de esta capital, eran Chicago y Monterrey. En ésta última incluso existió por décadas el barrio Sanluisito, hoy conocido como Colonia Independencia. El nombre original, obvio, derivó de que casi todos sus vecinos eran originarios de nuestro estado.

Las lecciones gratuitas: el Parlamento Europeo aprobó por abrumadora mayoría el pasado día 10, un documento dirigido al gobierno mexicano, solicitándole mayores esfuerzos para que nuestro país deje de ser un lugar tan peligroso para el ejercicio periodístico, y para que el presidente López Obrador “frene la retórica populista” contra la prensa. AMLO respondió airado, muy molesto, agresivo y rechazando el mensaje. Días más tarde, el martes 15, cayó asesinado otro colega: Armando Linares, en Michoacán.  ¿Y ahora?

Otra: a mediados del año pasado, AMLO decidió abrir el juego de su propia sucesión mencionando a posibles candidatos de Morena y aliados para relevarlo en 2024. Entre otros, mencionó a Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard. Luego ha ampliado y reducido la lista, pero esos son los que aparecen como punteros. Hace algunas semanas, desafió a los partidos de oposición a que hagan lo mismo o algo parecido, sin que le importe mucho meterse a terrenos ajenos. Ningún partido de oposición le siguió el juego, pero súbitamente dos diputados federales por Morena, levantaron la mano y dijeron que también ellos quieren la candidatura presidencial. Se trata de Antonio Pérez Garibay, el papá de Checo Pérez, el piloto, y  la empresaria Patricia Almendárez. ¿Tiro por la culata?

Hasta el próximo jueves.