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Cosmos perdido

Por Sergio Sarmiento

Julio 28, 2023 03:00 a.m.

A

Para las criaturas pequeñas como nosotros la vastedad es solo soportable a través del amor”. 

Carl Sagan, Contact

Las declaraciones de personas que afirman haber visto ovnis o extraterrestres han sido comunes desde hace décadas. Este pasado 26 de julio, sin embargo, se prestó una atención especial a los testimonios de dos expilotos de combate de la Armada estadounidense, Ryan Graves y David Framor. Los dos afirmaron haber visto “fenómenos anómalos no identificados”, UAPS en inglés, designación que actualmente se utiliza en lugar de “objetos voladores no identificados”, ovnis. El que estas declaraciones se hayan presentado en una audiencia de un subcomité del Congreso de Estados Unidos les ha dado una importancia especial. 

El testimonio que más llamó la atención fue el de David Grusch, también expiloto, quien formó parte de un grupo de trabajo de la Fuerza Aérea de Estados Unidos sobre Fenómenos Aéreos no Identificados. Este afirmó que el gobierno de su país ha ocultado información sobre la recuperación de objetos voladores y restos no humanos. 

No dudo que haya vida fuera de la Tierra. Es famosa la frase del astrónomo Carl Sagan: “Si estamos solos en el universo, parece sin duda un terrible desperdicio de espacio”. Los astrofísicos nos dicen que el universo es finito, aunque no conocemos su extensión total. Solo el universo observable tiene un diámetro de unos 93 mil millones de años luz, aunque se expande constantemente. Hay cientos de miles de millones de galaxias en este universo observable y solamente en la nuestra, la Vía Láctea, hemos identificado cientos de miles de millones de estrellas, muchas con de las cuales tienen planetas. Si en la Tierra pudieron darse condiciones para que cuatro elementos --carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno-se combinaran para generar vida, es casi imposible suponer que esta no hubiese ocurrido también, con estos u otros elementos, en muchos puntos de la inmensidad del universo. 

Sin embargo, la posibilidad de que tengamos visitantes extraterrestres, que se paseen por el planeta en platillos voladores, es infinitesimal. Es probable que en el universo haya miles de millones de planetas con vida, pero las distancias hacen virtualmente imposible que pueda haber contactos. Proxima Centauri es la estrella más cercana a la Tierra fuera del Sistema Solar, pero se encuentra a 4.2 años luz de distancia. La galaxia más cercana, la enana del Can Mayor, está a 25 mil años luz. Y la ciencia nos dice, hasta ahora, que ningún objeto puede moverse más rápido que la luz. 

La idea de que el gobierno de Estados Unidos oculta información sobre ovnis o extraterrestres ha sido muy común desde la década de 1940; es una muy popular teoría de la conspiración. No encuentro, sin embargo, razón lógica para que un gobierno pudiera tratar de ocultar esta información. Aunque quisiera, de hecho sería una tarea imposible, especialmente en un tiempo en que hay miles de millones de teléfonos celulares con cámaras en el mundo. Si hubiera ovnis surcando los aires, tendríamos miles de fotografías claras y no unas cuantas imágenes borrosas y cuestionables. 

Lo bueno es que los mitos de ovnis y extraterrestres nos obligan a volver la vista al cielo. Durante milenios los humanos escrudiñamos la bóveda estrellada todas las noches, pero hoy las luces de las ciudades opacan el brillo de las estrellas. “Justo cuando la astronomía entraba en una era dorada, la mayoría de la gente se separó del cielo, un aislamiento cósmico.”, ha escrito Sagan. Hoy las historias de ovnis y extraterrestres, como las novelas de Sagan, Arthur C. Clarke o Ray Bradbury, nos traen ese cosmos perdido. 

Arrogancia

“Me cuentan que pseudo intelectuales braman porque se desechen los Libros de Texto Gratuitos”, escribió Marx Arriaga, el director de materiales educativos de la SEP. Dice que esos malvados desean una “quema de libros”. No he escuchado a nadie exigir esa quema, pero sí me queda claro que el pecado capital de los intelectuales de la 4T es la arrogancia. 

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