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Derechas

Por Miguel Ángel Hernández Calvillo / PULSO

Agosto 17, 2021 03:00 a.m.

El 16 de agosto de 1936, el gran escritor español Federico García Lorca era detenido por señalamientos de Ramón Ruiz Alonso, un exdiputado de la Confederación Española de Derechas Autónomas (Ceda) que lo acusaba, sin prueba alguna, de tener un aparato de radiocomunicación que le permitía contactar con los rusos y, esa simple suposición, dizque confirmaba que se trataba de un “rojo” enemigo del movimiento “nacionalista” que, después de la cruenta guerra civil, se instalaría como larga dictadura franquista. Entre la noche del 18 y la madrugada del 19 de agosto, el poeta de Granada sería fusilado por la espalda (para mayor agravio), no muy lejos de la finca familiar de Fuente Grande, lugar donde, como había escrito en un poema juvenil, “mi corazón reposa junto a la fuente fría” (Ian Gibson, “El asesinato de García Lorca”, Plaza y Janés, 1998, p. 246). Se cumplen, pues, 85 años de aquel vergonzoso como trágico acontecimiento que acabó con la vida de un escritor universal. A Ruiz se le conocía como el “obrero amaestrado”, por su feroz como irracional cuestionamiento a postulados de izquierda, sobre todo los que pugnaban por la igualdad, en general, y de la dignidad de los pobres, en particular.

Como si fueran polvos de aquéllos lodos, el denominado partido “Vox”, representante de la derecha radical española, acaba de regodearse en su verbo racista y xenófobo al considerar que el 13 de agosto pasado no se trató de conmemorar 500 años de resistencia de nuestros pueblos originarios ante la invasión española, sino que, asegura, es la celebración de una conquista que propició “civilizarnos” frente a la “barbarie” que practicaban nuestros ancestros. Por supuesto, deja de lado 300 años de explotación y saqueo de nuestros riquezas naturales mediante un proceso violento de exacción que degradaba la vida de nuestros hermanos indígenas, al extremo de sacrificarlos, por ejemplo, en trabajos forzados de por vida mediante la “mita” o sorteo en las minas, alimentando un proceso de acumulación originaria que, en palabras metafórico-teológicas de Marx, equivalían a vaciar la sangre del trabajo vivo para alimentar el circuito de ganancia del capital. No de balde, Miguel Hidalgo, iniciador del movimiento de emancipación colonial, decretaría como abolida la esclavitud imperante en estas tierras. De la Inquisición ya ni hablamos.    

Recientemente, “Wikileaks” ha desclasificado documentos secretos en los que se confirma buena parte del “modus operandi” de organizaciones derechistas radicales dentro y fuera de México. Bien sabido es que, por ejemplo, Vicente Fox y Marta Sahagún, trabaron una relación cercana y de negocios con ese tipo de asociaciones, presuntamente filantrópicas, como la denominada “Casa de la Roca”. En fin, lo que interesa destacar es que movimientos y organizaciones de la derecha moderada o radical están omnipresentes y sus métodos siguen siendo de una presión política, con diversos grados de intensidad. para tratar de ganar el poder, regresar por sus fueros o mantener influencia ideológica en algunos sectores de la sociedad. Desde una imaginativa “hermandad de la luz eterna” que persigue a quienes se atreven a pecar con la mirada (como en una novela de Ana Clavel), hasta organizaciones concretas como el “Frena” de Gilberto Lozano que no tardan en volver a la carga en contra de AMLO porque, asumen, es el mismísimo “chamuco” que hay que detener o, por lo menos, exorcizar.