La velocidad de contagio y la tasa de mortalidad del Covid–19 son diferentes entre los países afectados; las naciones con mayor número de contagios son: Estados Unidos, Brasil, Rusia, Reino Unido, España, Italia, Francia, Alemania e India; en tanto el número de muertes ha sido mayor en: Estados Unidos, Reino Unido, Italia, Brasil, Francia, España y México; la primera causa qué explica esta situación es la infraestructura sanitaria de cada país, pero también tiene otra explicación, en términos sociales y políticos.
“Quédate en casa”, “hay que detener las relaciones sociales” fue la recomendación de la Secretaría de Salud en marzo de 2020; es el principal instrumento de política pública implementado para detener la velocidad de contagio; un buen número de mexicanos adopto la medida, pero en su mayoría no; según las redes sociales personas en sus vehículos siguen recorriendo las calles, el transporte público continúa funcionando, personas caminando en las calles, se continúan haciendo reuniones familiares y de amigos.
¿Qué explica esta situación? La respuesta es sociopolítica, la cual manifiesta el grado de éxito del aislamiento social recomendado por la autoridad gubernamental de cada país; el control gubernamental, los derechos humanos y las libertades son más limitadas en los países asiáticos que en América, sobre todos en países como Canadá, Estados Unidos y México, en donde la libertad de las personas ha ido ganando un espacio como un derecho humano; además, las medidas fueron más exitosas en países con partidos políticos de oposición débiles.
En los países donde la democracia es débil, el gobierno tiene el monopolio de la información, motivo por el cual es transmitido a la sociedad de manera unilateral por los actores gubernamentales; en aquellos países con cierto avance democrático, donde la fragmentación y fuerza de los partidos tienen cierta fuerza, no hay monopolio de la verdad, cada dato, informe y recomendación es debatido, en su mayoría en términos ideológicos, motivo por el cual la sociedad se confunde y no respeta las medidas de aislamiento social.
Las sociedades plurales, como son las democráticas, están informadas de lo que sucede en su entorno, cuestionan cada dato, decisión y acción gubernamental, por lo que generan un alto grado de incertidumbre a las políticas públicas, se cuestiona la definición del problema, el instrumento de solución, el proceso de implementación y los resultados obtenidos, por ello el grado de contagio y tasa de mortalidad es más alto en aquellos países con regímenes democráticos que en los autoritarios.
Por otra parte, el principal medio de contagio son las interacciones sociales, por lo que la manera de detenerlo es el aislamiento, lo cual va en contra de sociedades abiertas, donde la vida colectiva es muy intensa, como es el caso de las sociedades europeas; también afecta a sociedades donde la familia y las amistades son el pilar fundamental de la vida cotidiana, como es en México y América Latina, que contrastan con las prácticas sociales en países asiáticos como Japón, Corea o China.
La distancia social, como mecanismo de política pública para detener el contagio del Covid-19, es parte del comportamiento cotidiano de la sociedad, por lo que el grado de contagio es menor donde las interacciones sociales son débiles, como por ejemplo en Japón y Corea, y mayor en países como México y Brasil; cambiar la forma de saludarse, la frecuencia de visita a familiares y amigos, festejos de cumpleaños y otros acontecimientos, es complicarlo cambiarlos con una simple recomendación gubernamental.
Para contagiarse de Covid-19, no se requieren interacciones muy estrechas, por lo que se cerraron los espacios públicos; por ello el más alto contagio se ha dado en las grandes ciudades, de alta concentración de población y no en pequeños poblados, cuyos contagios han sido por personas externas, que visitaron familiares, con fines comerciales, de turismo o de retorno como es el caso de los migrantes; la mayor parte de las sociedades rurales han seguido su vida cotidiana normal e ignorando las recomendaciones gubernamentales.
Es lógico que las medidas de aislamiento sean más difíciles de cumplir en países con vínculos familiares y comunitarios más estrechos; su impacto en la vida cotidiana es mayor en países latinoamericanos como México y en algunos europeos donde la interacción es alta; la sociedad tiende a buscar mecanismos para salir de esta situación, los encuentros a través de los balcones en algunas ciudades italianas y españolas son un testimonio claro de la necesidad de romper de alguna manera la separación social que impone la cuarentena.
En síntesis: lo que parecen logros políticos y fortalezas sociales se han convertido en las condiciones estructurales que han permitido el grado de velocidad de contagio y tasa de mortalidad por Covid-19; una sociedad plural que cuestiona las decisiones e instrumentos de política pública, así como con altos grados de interacción social han generado las condiciones para que los efectos de la pandemia tengan altos costos en la salud y la economía de los diferentes países. Próxima colaboración 17 de junio de 2020.
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