Dragones
Ayer sábado empezó la primavera para los habitantes del otro lado del mundo: fue el inicio del año nuevo chino, el del dragón de madera. Hubo fiesta en el barrio chino de la Ciudad de México y aquí en San Luis Potosí al lado del Museo de Arte Contemporáneo.
Esta semana tenemos carnaval y día del amor y la amistad. Mucho calor y llamas: amor carnal o amor platónico, poético o dramático. Donde hubo fuego cenizas quedan y el miércoles se hace patente con el inicio de la cuaresma. Todas, fechas significativas para nuestra cultura desde donde las veamos.
Los dragones se asocian en varias mitologías al agua y al fuego. Generalmente se representan como reptiles alados que viven cerca del mar y escupen fuego, y por lo mismo suelen cuidar tesoros, del anillo de los Nibelungos a la princesa Fiona. ¿La representación de Quetzalcóatl es un dragón? Del otro lado, tenemos al dragón que pisa san Jorge, a Shenlong (el que concede un deseo al portador de las esferas), y a los personajes de numerosas historias.
El infierno es este, advirtió Calvino, y el calentamiento global debería ser preocupante. Según El Universal y otros medios, con información del monitor climático europeo Copernicus, nuestro planeta ha tenido “por primera vez 12 meses consecutivos con temperaturas 1.5 grados Célsius (°C) más cálidas que en la era preindustrial”. Los incendios acompañan al calor, lo mismo que la reducción de precipitaciones pluviales.
Si Venecia o Río de Janeiro son famosas por su fastuosidad, aquí el carnaval, la fiesta pagana de excesos antes de la abstinencia cuaresmal de reflexión en el desierto, es parte de las fiestas en los barrios, como en San Juan de Guadalupe, aquí cerquita. No faltan la música, los carros adornados y las máscaras coloridas. Plumas y lentejuelas. Se trata de salir de lo cotidiano, de salirse incluso de uno mismo.
Sin costosas campañas o mentiras de por medio, en el carnaval se corona al rey feo, a un reina que posee salero en vez de linaje. Al menos eso nos queda como olvido o desquite. El miércoles volverán a sus labores cotidianas y sus cortesanos bailarines seguirán ensayando para el siguiente sarao. Algunos irán a que les impongan una cruz de ceniza en la frente. Griegos y judios se cubrían la cabeza de cenizas durante el duelo, ante las piras funerarias.Polvo eres y en polvo te convertirás”; “polvo enamorado”, añadimos por fuera. Deberíamos recordarlo al menos unos minutos cada día, y vivir con generosidad.
Juan Gelman así lo dice: “Nunca fui el dueño de mis cenizas, mis versos, / rostros oscuros los escriben como tirar contra la muerte”.
A la par de ciclovías y banquetas transitables debería haber más sambódromos. Ying y yang, la fiesta es tan necesaria como el recuerdo de nuestra finitud (con o sin signo en la frente). Otra vez llegamos al tema del fuego: ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre.
Van a propósito estos versos de Luis Llórens que suenan a samba:
Bella ficción de reinas y de reyes...
Oh, carnaval, alegre carnaval,
que unces tus yuntas de mejores bueyes
y aras la carne en el vaivén del vals.
Arado quo revuelcas corazones,
en surcos de dolor y de placer,
y arrancas las raíces y tocones,
que dejaron las siembras del ayer.
Queda, desnuda, la cachonda era,
apta para la nueva primavera,
que vaticina el grito del amor.
Grito y clarín de la fecunda guerra
en que hasta las lombrices de la tierra
sueñan el sueño de la flor.
Los dragones, el amor y la muerte son animales mitológicos hasta que los tenemos enfrente. Si no dragón, otra criatura emerge de las cenizas para ser fuego: el fénix. Así los recuerdos.
El miércoles toca un vuelve a la vida o un pescado al mojo de ajo y, si Dios quiere, un platito de capirotada. El domingo, si Dios nos da licencia, aquí nos leemos.
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Posdata: Hicimos entre amigos este ejercicio, y les invito a compartirlo. ¿Qué obra les parece más romántica o erótica (puede ser una de cada una) y por qué? Incluye una novela o cuento, un poema, una película y un programa de televisión. Los leo.