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El impacto de la polarización en el voto

Por Marco Iván Vargas Cuéllar

Junio 13, 2024 03:00 a.m.

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¿Qué significado tiene que la participación de la ciudadanía en la elección del pasado 2 de junio se encuentre por encima del 60% a nivel nacional? ¿Es poco, mucho o suficiente? ¿Qué efectos tiene sobre la legitimidad de los gobiernos popularmente electos?. Estas son las preguntas que usualmente se realizan al momento de observar y analizar los porcentajes de participación observados en una elección. Hoy quiero hablarle sobre un fenómeno que me ha llamado la atención: la relación entre polarización política, participación electoral y satisfacción por la democracia. 

La polarización política es un tema que ha captado cada vez más atención en los últimos años. Hace unos días se publicó un artículo de investigación titulado: “Elite polarization — The boon and bane of democracy: Evidence from thirty democracies”, Armin Seimel, de la Universidad de Ámsterdam, En este texto, el autor analiza cómo la polarización entre las élites políticas afecta la participación ciudadana y la satisfacción democrática en treinta democracias durante veinticinco años. Esta investigación introduce una nueva forma de medir cómo perciben las personas la polarización de las élites, llamada “polarización relativa” (PR), ofreciendo una visión más completa de este fenómeno.

El autor sostiene que, aunque la polarización de las élites es un fenómeno a gran escala, su percepción ocurre a nivel individual, y esta diferencia es crucial para entender sus efectos en la democracia. Usando datos de estudios comparativos de sistemas electorales y del estudio de elecciones británicas, el estudio examina cómo las percepciones individuales de la polarización de las élites afectan dos aspectos importantes: la participación electoral y la satisfacción con la democracia. Los resultados muestran que una mayor percepción de la polarización de las élites puede motivar a las personas a votar, pero también disminuye su satisfacción con la democracia. En otras palabras, las ciudadanía que percibe altos niveles de polarización tiene más probabilidades de participar en las elecciones, pero al mismo tiempo, reporta menores niveles de satisfacción democrática. Esto sugiere que, mientras la polarización puede activar políticamente a las personas, también puede erosionar su confianza y satisfacción con el sistema democrático.

El estudio de Seimel revela una paradoja en la relación entre polarización y democracia. Por un lado, la polarización puede ser beneficiosa al incrementar la participación electoral, un signo de una democracia activa. Por otro lado, la misma polarización puede ser perjudicial al disminuir la satisfacción con la democracia, un indicador de la salud general del régimen democrático. Esto implica que un alto nivel de polarización percibida puede comprometer la legitimidad del sistema democrático, aunque aumente la participación electoral.

En el contexto de la democracia mexicana, los hallazgos de Seimel son especialmente relevantes. México ha experimentado un aumento en la polarización política en los últimos años, lo que se refleja en la fuerte división entre los partidarios de diferentes fuerzas políticas. Esta polarización ha llevado a una mayor participación electoral, como se observó en las elecciones de 2018, 2021 y 2024 donde hubo una alta afluencia de votantes. Sin embargo, también ha generado un clima de insatisfacción y desconfianza hacia las instituciones democráticas.

Me llamó la atención el estudio porque no puedo dejar de pensar en la manera en que observamos de forma metódica y disciplinada a la democracia mexicana. El estudio podría proporcionar una herramienta útil para entender cómo la polarización es percibida por la ciudadanía y cómo esto afecta su comportamiento electoral y su satisfacción con la democracia. 

Con los resultados frescos de una elección concurrente, viene la etapa de la lectura de los distintos efectos en nuestro sistema político y en el sistema democrático. Hoy quiero centrar la atención en la polarización y la salud democrática. Siempre es buena noticia observar que la ciudadanía acude y abarrota las casillas, pero la lectura del artículo sugiere que el costo de la participación motivada por la polarización se paga en la cuenta de la satisfacción con el sistema democrático. 

X (antes twitter). @marcoivanvargas