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Familia y escuela Capítulo 267: Hemisferios cerebrales y la educación

Por Gustavo Ibarra Hurtado

Mayo 22, 2025 03:00 a.m.

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Nuestro cerebro está compuesto por dos hemisferios y ambas partes están unidas, complementadas y comunicadas entre sí, pero se encargan de funciones distintas, es entonces que remarcamos la importancia de reconocer el uso educativo de ambos.

El hemisferio izquierdo tiene a su cargo las funciones lógicas, cognitivas, de razonamientos analíticos para el fundamento matemático y científico; además de las funciones y estructura del lenguaje escrito o hablado; es con esta parte que se resuelven problemas y se toman decisiones razonadas y no apresuradas por instinto e improvisadas; procesa toda la información recibida de manera metodológica, secuencial y lineal.

Es innegable la aportación que tiene para la educación este procesamiento de la información y la creación de las ideas, nunca descabelladas ni fuera de lógica, siempre dentro de los parámetros permitidos, reproduciendo y almacenando todos los conocimientos que fueron prediseñados por expertos para que fueran distribuidos a lo largo de un periodo de tiempo para su dominio, ejecución y práctica científica en la vida de los alumnos.

En este mismo sentido, las familias, los distintos grupos sociales y todas las formas de interacción y comunicación social, corroboran este proceso desarrollado desde un hemisferio izquierdo, premiando los comportamientos lineales y desarrollados acordes con la “normalidad” correspondiente y denostando todo lo que no se realice dentro de lo establecido.

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De manera casi natural, la educación recibida desde diferentes medios bien sea oficiales como las escuelas o las naturales y espontáneas, como las familias, medios de comunicación y todas las formas de interacción social, han privilegiado el uso educativo del hemisferio cerebral izquierdo.

Desde luego que se entiende que esta forma de educación basada principalmente en un solo hemisferio en donde se procese toda la información de manera lógica y razonada se fundamenta en aspectos propositivos los cuales buscan el no generar individuos que se conduzcan con acciones antisociales, provocando desorden y caos. 

Sin embargo, ha sido lineal, tan lineal, que se está acercando peligrosamente a la generación de autómatas siendo programados con algoritmos infalibles, en un mundo en donde los distintos cambios y realidades anulan cualquier posibilidad de que una fórmula en terrenos sociales carezca de éxito; pero más importante aún, se está perdiendo y dejando de lado los aspectos humanos integrales con los que cada persona cuenta: sentimientos, valores, identidad, costumbres, autoestima y muchos más.

 ¿De qué se encarga el hemisferio derecho?

En esta parte cerebral se concentra toda la percepción del espacio, distancias y las formas, los colores, así como la interpretación de los lenguajes no verbales como posturas, ademanes y gestos; facilita la creación y el seguimiento de ritmos musicales, así como la generación de imágenes mentales, bien sea despiertos o al estar dormidos.

De manera relevante, este hemisferio está directamente vinculado con las emociones, tanto de manera personal como las generadas socialmente y es la fuente de una libertad para la creación de ideas originales, es decir, aquí se propicia el impulso necesario para la creatividad y la innovación; los grandes creadores basaron en el lado derecho del cerebro sus pensamientos y creación de obras originales, alejándose del hemisferio lógico racional, el cual los “sujetaba” y no les permitía liberar su potencial.

Encontramos, además, de gran importancia, las sensaciones emocionales como el amor, el odio, la autoestima, la esperanza, el soñar despierto para imaginar nuestro futuro; la autoconfianza, la curiosidad, el respeto, la resiliencia y la búsqueda de relaciones saludables, entre muchas acciones más que, desde mi punto de vista, son tanto o más importantes que los conocimientos teórico-científicos.

Como es de suponerse, la educación y formación tradicional está basada en hechos racionales y por tanto, no es común que en una escuela u hogar se les pida “soñar despiertos” para imaginar el futuro de cada persona o para generar ideas o proyectos innovadores que desafíen toda lógica y por los cuales se sienta una inclinación, gusto o afición; es por ello que este hemisferio se encuentra relegado y hasta “encerrado” sin permitir su libertad, so pena de ser remitido a lo racionalmente aceptado; sin embargo, todos poseemos ese hemisferio y desde luego que despiertos, nos “soñamos” y tenemos aspiraciones así como visiones de futuro y, esta habilidad, cual motor de vida, nos hace ir en búsqueda de lo que nos planteamos.

Cuando la educación y formación recibida tradicionalmente, se ve favorecida por el hemisferio derecho, se obtienen resultados sorprendentes; resulta que lo que aprendemos mediante un proceso que no solo nos trate como máquinas siendo formateadas, sino que nos involucre como seres libres y que, además, nos agrade, nos guste, nos despierte curiosidad y rete nuestra creatividad e innovación, los conocimientos adquiridos los comprendemos y asimilamos de manera inmediata y se quedan en nuestra memoria para toda la vida.

Existen maestros que al enseñar materias que han sido tradicionalmente etiquetadas de “aburridas”, “del asco”, “insoportables” y que obtienen resultados constantes de reprobación como es el caso de las matemáticas, química, física y hasta historia y civismo, han desarrollado su proceso didáctico, intentando ingresar en la mente de sus pupilos desde el hemisferio derecho, atrapando su interés, despertado su curiosidad, provocando el agrado y que ellos mismos profundicen sobre los diferentes temas. 

El seguir esta ruta para la enseñanza, pasando del hemisferio derecho hacia el izquierdo, implica el diseñar ambientes de aprendizaje que desde lo técnico se pase a lo artístico, de la perfección mecánica a lo perfectible de la persona, de lo frío a lo cálidamente humano, de la seguridad de una fórmula matemática a despertar la esperanza de alcanzar lo que nos propusimos.

Cada grupo escolar es único, lo mismo que cada alumno; por su parte, cada padre de familia y cada docente es diferente, pero todos tienen dos hemisferios cerebrales y la educación lo está olvidando.

Comentarios: gibarra@uaslp.mx