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Haikú

Por Marta Ocaña / PULSO

Septiembre 15, 2021 03:00 a.m.

Nace el otoño.

Se deslizan las nubes

y se ve el viento.

       Chora

En medio de la turbulencia emotiva que provoca el aislamiento y la suma arbitraria  -barroca y despótica- que a diario consumimos en los informativos noticiosos, el haikú tiene el poder de trasladarte a un oasis interno.

Un haikú es un  poema japonés corto y muy popular que consta de tres versos: el primero de cinco sílabas, el segundo de siete sílabas y el último verso, de cinco sílabas y a través de la sencillez, la sutileza y la austeridad,  busca capturar el instante, la emoción de un momento aparentemente indiferente pero pleno de significado.

En su sencillez y brevedad  expresa la cotidianidad, la naturaleza, busca la emoción que aspira tanto a la universalidad como a la intemporalidad,  así como a  mostrar la fugacidad de éste. Surge a partir del asombro que la naturaleza y sus fenómenos provocaban en los japoneses de  la época en que se crearon.

Ryunosuke Akutagawa se considera el padre de los cuentos japoneses. Su  fama procede de su libro Rasomon, dado a conocer por Akira Kurosawa. 

En este género poético, es tan importante lo que se dice como lo que se omite. Y esto es precisamente, lo más interesante. Una premisa que debería utilizarse de ejemplo para cada momento de nuestras acciones y decisiones, exaltando el asombro por el mundo y dejando a un lado el ego humano. Un taller de haikú  vendría bien a muchos de los protagonistas de la historia contemporánea nacional e internacional. Creo que nos ahorrarían muchos sobresaltos innecesarios.  Disfruten este ejemplo:

Se desoja en ginkgo

Se desoja el cerezo

Cambiamos de sitio

Ryunosuke Akutagawa