In-D: ¿Cómo medir lo inmensurable?

Taylor Swift / Archivo
Se realizó la entrega de los Grammys 2024 en Los Angeles y con esto se levantaron opiniones encontradas por todos lados. Hay de polémicas a polémicas, desde discutir si se está de acuerdo con los ganadores en las distintas categorías hasta debatir si tal o cual artista iba vestido adecuadamente. Este tipo de entregas de premios obedece a una de las terquedades más persistentes dentro de la industria musical: la competencia en el arte. Quien piense que la calidad artística puede ser medida probablemente tendría que estar haciendo deporte, no música.
Entiendo la necesidad de siempre desear tener más y mejores estrellas de la música. Es por eso que si Michael Jackson ha vendido ha vendido más de 750 millones de discos el mundo entero está ávido de una estrella que venda, al menos, 751 millones. Y así toda la vida, siempre más y más. A final de cuentas estamos hablando de una industria, y como tal ésta debe arrojar mejores números continuamente.
Aún así, la entrega de los Grammys sigue siendo una ventana para ver la punta del iceberg de lo que sucede con la industria musical actual. El pasado domingo el escenario de la Arena Crypto de Los Angeles fue testigo de momentos entrañables. Sin duda resultó conmovedor ver en el escenario a Billy Joel después de tres décadas de ausencia. Al igual que la emotiva presentación de Joni Mitchell y el regreso de Tracy Chapman. Probablemente el momento de la noche se lo llevó Celine Dion al aparecer en el escenario para entregar el Grammy a mejor disco del año a la multi galardonada Taylor Swift, la cual es punto y aparte y bien vale la pena profundizar en este tema.
Reitero mi inconformidad de ponerle números a la música, de hacerla ver como una competencia en la que tiene que haber vencido y vencedor. Pero hay fenómenos musicales que requieren de cierta métrica para poder ser comprendidos. Tendré que caer en una contradicción y recurrir a los números para hablar acerca de Taylor Swift.
La cantautora estadounidense ha logrado crear un emporio que traspasa las barreras musicales. En la reciente entrega de los Grammys se convirtió en la primera persona en ganar cuatro veces el galardón a mejor disco del año, destronando a Paul Simon, Stevie Wonder y Frank Sinatra. Su aparición en escena para recibir el premio logró 2 millones de likes en Instagram en tan sólo 2 minutos.
Recientemente la revista norteamericana "Newsweek" realizó una encuesta a nivel nacional en la cual el 18% de los encuestados aceptaron que su voto para las próximas elecciones presidenciales entre Joe Biden y Donald Trump se vería directamente influenciado por la tendencia política que decida marcar Taylor Swift. Mientras que el 45% se declaró fan de la cantante, el 52% manifestó no empatizar con su música y tan solo el 3% dijo no conocerla.
Además Swift fue declarada persona del año por la revista "Time", y la NFL ha registrado ganancias millonarias a raíz del romance de la cantante con Travis Kelce (Chiefs de Kansas City), lo cual no es cosa menor. Toda esta serie de situaciones han colocado en las manos de esta joven un poder inmenso que puede afectar el curso no solo de la industria musical, si no de la política y el deporte estadounidense.
Estamos ante uno de los fenómenos de la cultura pop más grandes de todos los tiempos. Opiniones hay muchas. Como toda persona que alcanza la cima tiene simpatizantes y detractores. El "factor Swift", como ha sido llamada la influencia de la cantante en distintos ámbitos, debe ser tomado en cuenta le pese a quien le pese. Ante todo esto me queda la tranquilidad de que toda esta bola de nieve está sólidamente sustentada por una propuesta musical de incuestionable calidad.
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