Inteligencia artificial escribe sobre tómbolas y sorteos
Como un ejercicio lúdico y respecto a tómbola en el Senado para elegir candidatos a jueces, magistrados y ministros, pedí a ChatGPT escribiera un párrafo al respecto, usando el estilo de varios referentes literarios a lo largo de la historia. Aquí los resultados.
San Juan, autor del Apocalipsis: “Y vi en la casa del poder un sorteo de incertidumbre, y he aquí que los nombres fueron lanzados a la suerte como hojas al viento, y el destino de la justicia fue echado en la tómbola de los hombres. Y una voz tronó desde lo alto, diciendo: “He aquí los jueces surgidos no por virtud ni por juicio, sino por el azar que danza en manos de los poderosos.” Y contemplé con asombro cómo la balanza se inclinaba no por derecho, sino por capricho, y los magistrados fueron sellados no con la sabiduría, sino con la marca de la incertidumbre. ¡Ay de la tierra y sus leyes, pues se ha roto el pacto del discernimiento, y la ciega fortuna rige el destino de los pueblos! “
Miguel de Cervantes, autor del Quijote: “En un lugar la patria, de cuyo nombre no quiero acordarme, sucedió que, no habiendo razón ni cordura para escoger a los jueces que habrían de regir el derecho, determinaron los próceres que fuese la suerte quien tomase la pluma y firmase los destinos. Y así, con gran aparato y ceremonia, trajeron una gran tómbola, en la cual echaron los nombres como si de un juego de naipes se tratase, y dijeron: “Sea la justicia cosa de fortuna, que no de juicio ni experiencia.” ¡Oh, tiempos aciagos! ¡Oh, prudencia desterrada! ¿Qué esperanza queda al buen ciudadano cuando la balanza del derecho no se inclina por mérito, sino por la voluble voluntad del azar? Mas no es de extrañar, que en estos siglos de desvarío bien puede un asno vestir toga, si así lo manda el destino que ruedan los dados de la política.”
Homero, autor de la Ilíada: “Canta, oh Musa, el destino incierto de la justicia, cuando en la gran asamblea de los poderosos, no fue la sabiduría ni la prudencia quienes erigieron jueces, sino el caprichoso azar, girando en la tómbola como el escudo de un guerrero en la tormenta del combate. Como en el campo de batalla donde la lanza no distingue al héroe del cobarde, así los nombres fueron echados al sorteo, y los varones de túnica solemne clamaron: “¡Que el hado escoja lo que el juicio no puede discernir!” Y los sabios guardaron silencio, y los justos rasgaron sus vestiduras, pues vieron que la balanza de la ley ya no se sostenía en la mano firme de la virtud, sino en el soplo inconstante del destino, mientras el pueblo, temeroso, aguardaba el juicio de la suerte.”
Gabriel García Márquez, autor de Cien Años de Soledad: “En la sofocante penumbra del Senado, donde el aire olía a pergamino viejo y sudores rumiantes, se instaló una tómbola de feria para decidir el destino de la justicia, y nadie pareció sorprendido. Desde las gradas, los legisladores observaban con la indiferencia de quienes han visto lo mismo tantas veces que ya no lo distinguen de un sueño, y cuando el mecanismo giró con su monótono traqueteo, algunos hasta bostezaron, como si no estuvieran entregando la balanza del derecho al capricho del azar sino sorteando un puerco en la verbena del pueblo. Entonces, sin estruendo ni dramatismo, emergieron los nombres, escritos en papeles que parecían haber sido arrancados de un almanaque antiguo, y en ese instante, el secretario del Senado recordó la historia del bisabuelo de su madre, un magistrado honesto al que le ofrecieron la justicia en una charola de oro y la rechazó, y recordó también que murió en la miseria, devorado por el olvido. La tómbola siguió girando, indiferente, repartiendo destinos con la impasibilidad de los dioses antiguos, mientras en la calle, ajenos al sorteo, los ciudadanos seguían con sus vidas, sin saber que en ese preciso momento la justicia se había disuelto en el aire como una gota de tinta en un océano de sombras.”
Sobra decir más. Así México.
@jchessal