logo pulso
PSL Logo

JEROGLÍFICOS

Por Juan José Rodríguez / PULSO

Septiembre 09, 2021 03:00 a.m.

.pdfobject-container { height: 30rem; border: 1.5rem solid rgba(0,0,0,.1); margin-bottom: 5px; }

 Extraña, muy extraña, por decir lo menos; también confusa, frecuentemente contradictoria y por lo mismo incomprensible, indescifrable. Me refiero a la relación entre Juan Manuel Carreras y Ricardo Gallardo Cardona, que a ratos parece idilio de novela y a ratos parece arrejuntamiento de conveniencia listo para romperse bruscamente en cualquier momento.

Por supuesto que el futuro, la trascendencia y el interés de este peculiar connubio variará mucho dependiendo de si finalmente Gallardo Cardona logra tomar posesión como Gobernador del Estado. 

Así, consciente de que el fallo inapelable del Tribunal Electoral federal dotará de contenido e importancia a esa relación o la volverá intrascendente, hoy queremos detenernos un poco en declaraciones recientes de RGC que ofrecen trazos de su personalidad, y que no son tranquilizadores: lo muestran confuso, contradictorio, errático, al mismo tiempo que conciliador y amenazante. 

La semana pasada Gallardo Cardona concedió varias entrevistas exclusivas a diferentes medios, principalmente portales de internet. Para esta columna me apoyo principalmente en la que concedió el viernes pasado al periodista Everardo González, del medio electrónico Agencia de Noticias San Luis.

Luego de quejarse de las condiciones en que (eventualmente) recibirá las finanzas estatales, escucha la pregunta “¿Es mentira que han avanzado en (reducir) la deuda?” a lo que Gallardo Cardona responde rápido “¡No hombre, es una estafa y una mentira; han engañado a los potosinos siempre!”. Acto seguido añade algo desconcertante: “Pero, Dios los bendiga y que Dios los juzgue, y que la historia los reconozca y nos reconozca a todos por nuestras acciones”. O sea, desde su óptica las estafas y mentiras que él mismo denuncia habrán de redimirse en el confesionario o, mejor aún, llegado el momento ante San Pedro en las puertas celestiales. Toda una nueva doctrina política y administrativa.

Continúan: “Y bueno, somos uno de los estados más endeudados. ¡20 mil millones de pesos! Es mucho dinero, pero bueno. Yo la verdad es que respeto mucho al gobernador actual. Sus funcionarios han dejado mucho que desear; son funcionarios que, en verdad, ni siquiera he podido tener un acercamiento para la transición ordenada que le llamamos, en lo que más se esmera el gobernador y un servidor porque exista una transición tersa, los funcionarios se aferran a no hacerlo y a romper, y a no hacerle caso al gobernador, que eso es lo que está sucediendo, ya no le están haciendo caso, y eso está obligando a que la relación de la transición empiece a hacerse más ríspida y deje de ser tersa. Pero la culpa la tienen los funcionarios, que siguen queriendo mamar hasta el último día el presupuesto, hasta el último día quieren seguir robando, y eso es lo que no es justo”.

De lo que alcanzo a entender, RGC respeta mucho a un gobernador que encabeza un equipo de funcionarios pillos, dispuestos a ordeñar el presupuesto y a robar hasta el último día del sexenio. Un gobernador, además, al que sus colaboradores no le hacen caso. Si quiso enviar un mensaje amistoso y tranquilizador a Carreras la verdad es que, como diría mi abuelita, lo sobajó feo.

Luego de denunciar que la administración saliente contrató por 18 millones de pesos a un despacho para que le ayudara con la entrega-recepción y señalar que en realidad fue “para quitarle 18 millones más a los potosinos, para repartírselos entre los funcionarios que contrataron ese despacho”, Gallardo afirma que “hay mucha porquería y pudredumbre (sic) en muchas dependencias” y añade: “Tan fácil que es, a ver, aquí están las cuentas y chéquenlas”.

Seguimos en la misma sinuosa vereda: Juan Manuel Carreras es merecedor de todos mis respeto, pero ¡uta madre¡ qué gobierno de saqueo y qué equipo de malandrines encabeza. ¿De dónde entonces provienen las razones de ese respeto que le profesa y proclama Gallardo? Difícil de entender. 

En declaraciones que duran casi media hora, difícilmente podían faltar las perlas léxicas del ex alcalde de Soledad. Dice a su interlocutor que ese tipo de acciones de los colaboradores de Carreras son las que están rompiendo “la tersedad”, palabra que no existe en nuestro idioma. Por el contexto, evidentemente quiso decir “la tersura”.

Y no suelta el eje conceptual: “Y yo lo he dicho, mis respetos al gobernador; la verdad es que se ha portado excelentemente bien, pero sus funcionarios, muchos de ellos, son una porquería; lo dejaron solo, lo lastimaron, lo dañaron, abusaron de él. Es la realidad, a-b-u-s-a-r-o-n de él; pero bueno, también tiene que empezar a ver que todo ese tipo de omisiones también se castigan y cuestan mucho. Hay que cuidar esa parte nada más, para que no se conviertan en omisiones por parte de él, y que deje a sus funcionarios a la venia de Dios, a ver cómo salen, porque la realidad es que sus funcionarios hicieron muchas raterías a escondidas de él, o al menos eso quiero pensar, que así fue”.

A estas alturas el tono y el sentido profundo de las declaraciones gallardistas ya cambian. Mantiene la tesis de que JMC es víctima de la infamia de sus colaboradores, que no solo lo desobedecieron sino que hasta abusaron de él (espero que solo haya sido política o administrativamente), pero le advierte que tiene que tomar sus propias previsiones para no incurrir en omisiones “que se castigan y cuestan mucho”. Comenzó a mostrarle el garrote.

Antes de pasar a la parte final de las declaraciones gallardistas que abordamos hoy, un par de inocentes preguntas: ¿Quién nombró a todos y cada uno de los integrantes del equipo de trabajo de Juan Manuel Carreras? ¿Acaso fue el señor Arzobispo o la Divina Providencia? o a lo mejor lo hizo el Club Rotario o los socios del Campestre. Pregunto también ¿quién sostuvo los seis años en sus cargos a Leopoldo Stevens Amaro o a Alberto Elías. ¿El Caco o El Tekmol?

¿ALGUNA DUDA?

Más adelante, sin que mediara pregunta alguna, Gallardo Cardona saca a relucir un asunto que evidentemente traía en cartera: “En el tema del DIF, hemos batallado para entrar horrores. Ayer me reuní con la comisión receptora del DIF, y hemos batallado horrores para poder entrar, ni siquiera nos abren las oficinas; yo no sé qué esconden. Mas de mil millones que manejaron, pues sí ha de haber mucho qué buscar y qué ver”. 

Vienen unas expresiones ominosas: “Desgraciadamente o agraciadamente para la Dirección del DIF, para los funcionarios del DIF, la responsabilidad va a caer en ellos, porque su presidenta no está obligada jurídicamente a responder por ellos; y la carga se la están dejando a la dirección y a los empleados. O sea, pues si escurrieron el muerto, a quienes van a venir enterrando en las tumbas van a ser a los funcionarios. Muy lamentablemente, pero bueno. Aunque hay procesos vinculatorios (sic) porque cuando uno devenga (sic) un puesto, aunque sea de figura (sic) y no esté cobrando aparentemente, sí se procesa vinculatoriamente, porque tú das una orden y cuando en el momento de dar una orden estas haciendo un proceso vinculatorio jurídico y respondes por eso”.

El párrafo es un verdadero galimatías, pero no alcanza a ocultar su intencionalidad:  a) En el DIF manejaron más de mil millones  y no se sabe qué esconden porque sospechosamente no dejan entrar a la comisión de recepción; b) las responsabilidades que haya van a caer sobre el funcionariado de la institución, pues su presidenta (Lorena Valle de Carreras) “no está obligada jurídicamente a responder por ellos”, y c), la ruda advertencia: “aunque hay procesos vinculatorios, porque cuando uno devenga un puesto aunque sea de figura (seguro quiso decir honorífico)…”.

Extrañísimo todo esto: primero exonera a la presidenta del DIF y unos segundos después dice que no, que aunque tenga un cargo sin “aparentemente” cobrar por el solo hecho de que dé las ordenes ya “estas haciendo un proceso vinculatorio jurídicamente”. Independientemente de que Gallardo aprovechó el viaje para establecer jurisprudencias, nuevos conceptos jurídicos y una novedosa doctrina sobre la corresponsabilidad, lo cierto es que la advertencia es clara: si lo siguen haciendo batallar en el DIF (y sí las circunstancias se lo permiten), sacará a relucir el proceso vinculatorio jurídico que podría alcanzar a la señora Lorena.

En términos interpersonales, no cabe duda de que Juan Manuel y Ricardo tienen una relación tormentosa: se respetan, se obstaculizan, se abrazan, se amenazan;  se sobajan, se quieren y se detestan. Al menos así se deduce de lo comentado.

Una última acotación: la de Ricardo Gallardo Cardona no es una cabeza ordenada ni ilustrada.

COMPRIMIDOS

No hay nadie en estas tierras que tenga idea de cómo vaya a resolver el TEPJF las impugnaciones potosinas, pero a juzgar por hechos recientes el magistrado a cuyo cargo quedó formular el proyecto de resolución se ha tomado con seriedad su responsabilidad y está haciendo su trabajo. En días pasados requirió al Ceepac y al INE datos precisos sobre un importante número de casillas, incluyendo las listas nominales de cada una. Todo se estará resolviendo unos cuantos días antes del 26.

Un dato que debemos tomar con reserva porque la información oficial solo está accesible por transparencia y tarda semanas en conseguirse: en los últimos meses, sobre todo del 6 de junio para acá, se han registrado en el estado decenas de nuevas empresas, entre las que destacan constructoras, comercializadoras y despachos de diversas profesiones. Sus socios o representantes no son conocidos en estos rumbos, pero sí en Tamaulipas, Quintana Roo y la Ciudad de México. Lo siento por los excelsos líderes empresariales que andan viendo si les toca algo. Sospecho que si acaso, las migajas.

En sus negociaciones con el equipo de Enrique Galindo, el cacicazgo panista que encabezan Xavier Azuara y su empleado Juan Pancho, se han empeñado en quedarse con la titularidad de la Dirección de Ecología y Aseo Público, específicamente para el primo de Xavier de nombre Christian Iván Azuara. Este afán tiene una explicación simple: el año próximo vence el contrato con Vigue, la empresa concesionaria a cargo de recolectar la basura. Se estima que será por más de mil 500 millones de pesos y con una duración de 10 años. Un “moderado moche” del 10 por ciento reportaría (¿o reportará?) la nada despreciable suma de 150 millones. Todo pasaría por manos de Christian.

El miércoles de la semana pasada, durante la sesión del Consejo General del INE en la que le perdonaron la vida al Verde en las elecciones potosinas y “lo castigaron” con una multa menor a lo que El Niño Verde carga para las propinas, lo más conmovedor fue el silencio del consejero potosino Martín Faz. Cuando no tenía más arma que una espada de cartón desafiaba dragones en la Plaza de Armas en defensa de los derechos humanos. Ahora que muchos (ingenuos) esperábamos una ardorosa defensa de la sana vida pública potosina, calló, diría el clásico, como momia.

Hasta el próximo jueves.