La quintaesencia del aire: entre promesas y normatividad
“El aire es para el hombre lo que el agua para los peces; invisible pero indispensable”
- Proverbio oriental
En la antigua Grecia, Empédocles consideraba el aire como uno de los cuatro elementos fundamentales de la vida. Más de dos milenios después, pareciera que hemos olvidado esta verdad elemental, tratando nuestro aire como un recurso infinito e invulnerable. Sin embargo, la realidad nos golpea con cifras alarmantes: siete millones de personas mueren anualmente en el mundo por causas directamente relacionadas con la calidad del aire que respiramos.
Estas cifras no son meras estadísticas; representan vidas truncadas, familias rotas y comunidades afectadas. Y es precisamente en este contexto que México dio un paso significativo, aunque tardío, en la dirección correcta: la implementación de la Norma Oficial Mexicana NOM-172-SEMARNAT-2019. Para quienes hemos sido testigos y actores en la larga batalla por el derecho a respirar aire limpio, esta norma representó un punto de inflexión.
Desde abril de 2016, diversos ciudadanos y organizaciones como Cambio de Ruta hemos mantenido una presión constante sobre las autoridades ambientales, exigiendo el establecimiento de un Sistema Eficaz de Medición de la Calidad del Aire. Ha sido una odisea que ha requerido activismo en múltiples frentes: jurídico, científico y social.
La normativa no es un simple documento burocrático más. Representó un cambio paradigmático en la forma en que medimos, evaluamos y comunicamos la calidad del aire que respiramos. Por primera vez, se pensó, tendríamos un sistema unificado y obligatorio para todos los gobiernos estatales y municipales responsables del monitoreo atmosférico, quienes deberán informar en tiempo real el nuevo Índice de Calidad del Aire y Riesgos a la Salud.
¿Qué significa esto en términos prácticos? Imagine usted un semáforo ambiental que no solo le dice si puede o no realizar actividades al aire libre, sino que además le advierte sobre los riesgos específicos para su salud. El sistema establece cinco niveles de calidad del aire, identificados con colores que van desde el verde (buena calidad) hasta el morado (extremadamente mala), cada uno asociado a recomendaciones específicas para la población general y grupos vulnerables.
La norma reconoce algo que la ciencia ha venido señalando durante décadas: la contaminación atmosférica no afecta a todos por igual. Los niños, las mujeres embarazadas, los adultos mayores y las personas con condiciones preexistentes son particularmente vulnerables. Por ello, el sistema de información incluirá mensajes específicos para estos grupos, indicándoles cuándo deben limitar su exposición al aire libre o tomar medidas preventivas adicionales.
Los contaminantes bajo la lupa no son pocos: ozono, PM10, PM2.5, monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno y dióxido de azufre. Cada uno de estos elementos será monitoreado y reportado de forma continua y horaria a través de plataformas electrónicas, permitiendo a la ciudadanía tomar decisiones informadas sobre sus actividades diarias.
Sin embargo, como bien sabemos quienes hemos seguido de cerca la gestión ambiental en nuestro estado, una norma, por más robusta que sea, no garantiza su cumplimiento. Hoy en San Luis Potosí NO se mide la calidad del aire y muchos menos se comunica cumpliendo la norma.
Lo anterior es un incumplimiento ambiental más del gobernador quien en materia ecológica ha traicionado sistemáticamente Plan Estatal de Desarrollo 2021-2027, específicamente en la página 234, consultable en: https://ped.slp.gob.mx/. De forma irresponsable Ricardo Gallardo ha impedido asignar recursos económicos para la implementación de un sistema eficaz de la calidad del aire en la Zona Metropolitana de San Luis Potosí, pero sí regalará boletos para asistir al concierto de Chayanne en el Arenero San Luis.
Pero como reza el dicho popular, “las promesas son como las hojas que se lleva el viento”, especialmente cuando ese viento está contaminado.
La sociedad civil, los medios de comunicación y la ciudadanía en general debemos mantener la presión sobre nuestras autoridades. La calidad del aire que respiramos no es negociable, y el derecho a saber qué respiramos tampoco.
Delírium Trémens.- Cuando alzamos la voz por nuestros derechos ambientales, no buscamos confrontación sino diálogo; no perseguimos el conflicto sino la construcción colectiva de soluciones. En Cambio de Ruta entendemos que la defensa del medio ambiente es, en esencia, la defensa de la vida misma. Nuestro compromiso con San Luis Potosí trasciende la crítica: aspiramos a ser catalizadores de una transformación que permita recuperar y preservar nuestro patrimonio natural. El verdadero progreso sólo es posible cuando caminamos en armonía con nuestro entorno, y es esta convicción la que guía cada paso de nuestra lucha por un aire más limpio, por un futuro más verde, por un San Luis más respirable para todos.
@luisglozano



