La ruptura que viene
Para nadie es desconocido que el gobernador del estado, Ricardo Gallardo, en su egolatría y obsesión por querer controlar todo, desde ser el charro de los piales y las manganas, promotor de espectáculos, coordinador parlamentario, vocero de dependencias diversas, auditor de municipios, ministerio público, otorgante de indultos, empresario vinícola y de la construcción, líder de opinión y padrino de todos, ha ofendido y lastimado con sus amorfos y siniestros pactos a los grupos elite de Morena estatal y nacional.
Tampoco es un secreto que en el mismo afán de concentrar el poder y apuntalar su proyecto transexenal (léase Ruth González Silva de Gallardo), optó por pactar y ofrecer el apoyo a la formula encabezada por la siniestra alianza Acción Nacional-Revolucionario Institucional para el Senado de la República (a cambio de sumisión por parte de Enrique Galindo), de otra forma no se podría explicar cómo fue que se obtuvieron para el partido Verde, 526 mil 706 votos para el Senado y, caso contrario, el mismo partido aportó, para la presidencia de la República, poco más de 350 mil votos.
Derivado de los resultados electorales, hace unas semanas el diputado federal Gerardo Fernández Noroña enfatizaba la traición que se dio contra el partido oficial en San Luis Potosí por las artimañas del mandatario, al dejar de apoyar a la candidata morenista al Senado, Rita Ozalia Rodríguez Velázquez. Rubricaba esta determinación la instrucción extensiva al ex chofer y compañero impuesto de fórmula, Juan Ignacio Segura Morquecho, para que tampoco lo hiciera; éste, además, en su obsesión por cumplir los caprichos de su amo, al día siguiente de la elección llegó a los extremos de ofender de manera personal y directa a la hermana de la futura secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez Velázquez.
Al margen de los detalles, que quizá en breve se conozcan (y a los que podría atribuirse la no reincorporación al gabinete de Segura Morquecho) es del dominio público que las dirigencias del partido oficial, se saben manipuladas y engañadas por el gobernador potosino, quien definitivamente será llamado a cuentas, ya sin el respaldo de su comparsa morenista, Mario Delgado, en breve remplazado en el cargo de presidente nacional de Morena.
Algunos, más allá de saberse en, han alcanzado a percibir el peligro. Más allá de lo institucional así lo dejan entrever los mensajes de felicitación de parte del general de gobierno y del alcalde de la capital a la maestra Rodríguez Velázquez por su próxima llegada al secular palacio de Cobián.
Habrá quienes lo perciban de otra manera o quieran darle una lectura ligera, pero ese nombramiento traerá cambios en la dinámica de la política estatal, entre ellos el empoderamiento en automático de la engañada y ofendida exaspirante al Senado y muy seguramente futura dirigente estatal de Morena, quien con esos alcances familiares podrá no sólo hacer efectivo su lema de campaña “hacer lo que nunca antes ha hecho un senador por San Luis Potosí” (trocando senado por presidente de partido), sino también dar muy puntuales informes sobre la situación real del estado y sobre todo preparar el terreno para el proceso electoral de 2027.
No es necesario abundar en lo que ocurrirá a partir del primero de agosto, tampoco es necesario tener mucha imaginación para suponerlo, pero es evidente que entre el gobierno central y el estatal se dará no sólo una lucha por el control del estado sino también una ruptura entre el mercenario y alevoso partido Verde y el morenismo traicionado que ahora sí podrá posicionarse como una verdadera oposición al gallardismo.
