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La tecnología para recontar los daños

Por Adolfo González Díaz Infante

Junio 29, 2024 03:00 a.m.

A

En el recuento de los daños ocasionados por todos y cada uno de nosotros a nuestra CASA-PLANETA, la tecnología nos está ayudando para contabilizar y observar el grado de devastación que hemos y estamos ocasionando, y sólo en contados casos nos está ayudando a resolverlos. En la mayoría de las ocasiones, la TECNOLOGÍA es sólo el MENSAJERO QUE TRAE LAS MALAS NOTICIAS que la mayoría de las veces no quieres escuchar.

En un primer caso tenemos el ejemplo de la aplicación iNATURALIST, que es un sitio mundial donde se pueden enviar imágenes de cualquier ser vivo, es decir flora o fauna. Se envía una foto del espécimen así como su ubicación en el globo terráqueo y en cuestión de segundos se recibe de regreso información sobre el espécimen, su nombre común, su nombre científico, su distribución en el mundo, la periodicidad con la que aparece, especies similares a él en esa zona geográfica, fotografías cercanas a la zona de otros contactos, etc. Lo anterior la convierte en la plataforma más universal de nuestro planeta y puede acceder cualquier persona interesada en el medio ambiente y en la vida. En la actualidad se tiene más de 80 millones de contactos clasificados con el cúmulo de información disponible para todos.

En el caso de la aplicación eBIRD es muy similar a la anterior, pero está especializada sólo en aves. Y registra los mismos datos a nivel mundial que iNaturalist y envía la información del ave en cuestión a la persona que envió la fotografía. Lleva una contabilidad por persona del número de aves observadas en su vida y genera una especie de competencia entre los observadores de aves, para ver quiénes ven mayor número de especies de aves en el mundo, en qué tiempo y en qué lugares.

En este segundo caso más específico en aves, LAS MALAS NOTICIAS QUE NOS DA LA TECNOLOGÍA ES QUE se han registrado además de aves extintas un nuevo género de clasificación que son las AVES PERDIDAS, que en la actualidad clasifica a 144 especies, que es el 1.2% de las más de 10,000 que existen en el mundo. El requerimiento para estar en esta clasificación, que es la antesala de la EXTINCIÓN, debe ser que no se tenga noticia ni constancia ni observación de la especie en 10 años mínimo.

Esta misma aplicación acaba de lanzar el año pasado una nueva herramienta tecnológica para el caso de que no se pueda fotografiar el ave y sólo grabar su canto o sonido. El mismo algoritmo de la aplicación regresará y clasificará el tipo de ave como si hubiese fotografía de la misma, tan sólo con el sonido enviado.

Otro uso de la tecnología son los satélites que circulan la Tierra observando los parámetros meteorológicos y los cambios en la superficie del planeta y océanos, y también nos entregan la información de la deforestación mundial, especialmente en el AMAZONAS, que es el pulmón del mundo y año con año sólo tenemos malas noticias de incendios y devastación de nuestros bosques, desiertos y junglas en todo el mundo. Lo anterior ha generado controversias como la opinión de un senador de EU al ver la devastación en Brasil y proponer que la Amazonia sea un bien común mundial y sea responsabilidad de todos los gobiernos del mundo y ya no sea exclusivamente de Brasil, a lo cual respondió otro legislador brasileño: dijo que estaba de acuerdo, siempre y cuando también fuera común la deuda externa de Brasil con los bancos usureros del primer mundo; por supuesto que ambas propuestas fueron inmediatamente desechadas.

La realidad es que la tecnología puede ser el inicio de la solución a nuestro problema ambiental, pero en estos momentos es sólo EL MENSAJERO QUE NOS TRAE LAS MALAS NOTICIAS y que en épocas medievales, al llevar las malas noticias al rey incluso moría asesinado por llevar esas malas noticias, como si eso fuera la solución. Tal vez nuestra indiferencia ante las malas noticias que recibimos y comprobamos a diario sea equivalente a matar a nuestro mensajero para no escuchar las malas noticias. Más tarde o temprano llegan las consecuencias y se paga la factura. PIÉNSALO Y ¡¡ACTÚA!! Ya vamos tarde.