Los fantasmas de los tiempos verbales

Mañana empieza el invierno en el hemisferio norte y habrá conjunción planetaria. En palabras de Amado Nervo, «cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno: / ¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!» En unos días será nochebuena y sin sentirlo llegará el año nuevo 2021 con toda su carga de adrenalina y otras hormonas, de dolencias y alegrías. Y vendrá la primavera.

Ha sido un año de conocimiento pero también de confrontar los propios miedos y certezas. Van 295 días desde que se detectó el primer caso de coronavirus COVID-19 en México. Cuantiosas pérdidas humanas y económicas, muchas de personas cercanas y entrañables. Los llamados poderes fácticos no se han visto tocados, y lo saben y lo presumen, pero también hemos visto apoyos solidarios entre una población que ha tenido que cambiar hábitos y creencias. 

Confinamientos, pruebas y rastreo, redistribución de tareas, prohibición de ciertos giros comerciales, apoyos económicos a la población vulnerable, preferencia por zonas al aire libre o buena ventilación, sana distancia, uso correcto de cubrebocas correctos y próximamente la vacunación son parte de los cuidados que se han recomendado en todo el mundo, pero en México hay muchos factores políticos, educativos y de tradición que son difíciles de romper.

A esta acumulación de medidas hay quien las ha graficado en el modelo del efecto acumulativo, más conocido como «del queso suizo» Si se apilan varias capas de queso veremos que los agujeros de las rebanadas no siempre coinciden y al estar juntas es menos probable que algo se filtre. Una sola no funciona y por eso es un buen ejemplo de la necesidad de responsabilidades individuales y compartidas.  

Y sí, faltan rebanadas. Ya se vio que el color del semáforo no fue «hasta cierto punto intrascendente». La decisión de no cerrar negocios ni confinar con inteligencia ha costado mucho. La Ciudad y el Estado de México volvieron al rojo mientras casi todo el país permanece en «anaranjado fuerte». En San Luis Potosí casi son 38 mil las personas que se han contagiado y 3200 las fallecidas, según las cifras oficiales. Según la tabla del Gobierno Federal en el estado hay 705 casos activos confirmados (lo cual deberíamos multiplicar por al menos 2.5).

Los científicos advierten pero los políticos son los que hacen o no hacen para frenar la cadena de contagio. Según los resultados preliminares de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) Covid-19 ya habría más de 30 millones de mexicanos que habrían tenido la enfermedad. Hay que insistir en que unas son las cifras oficiales, otras las estimadas y otras más las reales, que todavía falta que sean conocidas.

En Inglaterra han alertado de una nueva cepa del virus mientras en Italia ubicaron el primer contagio en septiembre de 2019, mucho antes de que se diera la voz de alerta en Wuhan, China. La investigación de las mutaciones y las rutas del coronavirus todavía tiene un largo camino por recorrer.

Las primeras aplicaciones de vacunas contra la COVID-19, su distribución y sus efectos colaterales han traído nuevos memes, y entre broma y broma… Circulan mensajes conspiranoicos, motivacionales (en el mal sentido) y con supuestos remedios «mágicos». Hasta algunos profesionales de la salud hacen eco de la infodemia. Negacionismo, ‘negocismo’ y clasismo están al acecho. A nivel global ya se habla de casos de vacunación selectiva por rangos o clases sociales, y el mercado negro se alista para su «servicio alternativo». 

Conviene más que nunca verificar fuentes, comprobar que las noticias han salido en varios medios. Encuestas, cifras y apoyos varían según quién las emite y para qué. De la política local mejor ni hablemos por ahora, solo espero que tengamos memoria.

Dicen que la vida sucede, y ya depende de uno cómo encandena eso que sucede para hablar de buena suerte, designios superiores o malas rachas. Creamos la película de nuestra vida. Se ha dicho mucho, pero conviene recordarlo: las crisis hacen aflorar lo peor y lo mejor de una sociedad. De nosotros depende. 

Entre tantas noticias de pesadilla, sonrío porque he visto proyectos que han podido resistir, o han arrancado con casi todo en contra. Sonrío al ver que ha habido 146 mil embarazos más este año, y que entre esa cifra están los de personas que conozco y estimo, y están emocionadas. No va a ser tan fácil derrotar a los humanos, para bien o para mal. 

A ver qué pasa, esperemos sean tranquilas las fiestas, con presencias o recuerdos, y que el nuevo ciclo sea propicio.

En algunos lugares de México la tradición no es un árbol, sino una rama. No está sembrada sino va de casa en casa, en festiva procesión. Cuando les dan posada, o dulces («aguinaldo»), quienes van con la rama cantan a quienes los atendieron:

Ya se va la rama muy agradecida

porque en esta casa fue bien recibida.

Ya se va la rama por la oscuridad

deseándole a ustedes ¡feliz navidad!

Salud y saludos. Abrazos.

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