Mirador
Este relato no deja de ser triste. Aun así lo narraré, pues sé bien que es apócrifo, falso y mentiroso.
Un cierto individuo fue a dar al otro mundo. San Pedro le dio permiso de visitar tanto el infierno como el Cielo a fin de que conociera los dos reinos.
Llegó primero el hombre a la mansión infernal. Lo recibió Luzbel y le dijo que llegaba a tiempo para la comida. Le sirvió una riquísima paella que él mismo había preparado.
Al día siguiente el visitante fue al Cielo. San Pedro lo atendió, y pues era la hora de comer le dio un sándwich de mortadela, seco y duro.
El hombre le preguntó al apóstol de las llaves:
-¿Cómo es posible esto? En el infierno Luzbel me agasajó
con una sabrosísima paella, y aquí en el Cielo tú me ofreces sólo un escueto sándwich.
Replicó San Pedro:
-¿Acaso crees que me voy a poner a cocinar un platillo tan complicado como la paella para los pocos que estamos aquí?
Mentirosa es la historia, lo digo nuevamente. Yo creo que el Cielo está lleno de gente buena que merece todas las bienaventuranzas, incluido entre ellas un buen plato de paella.
¡Hasta mañana!...