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Mirador

Por Armando Fuentes Aguirre / PULSO

Agosto 18, 2021 03:00 a.m.

En el extenso Valle de Saltillo la Sierra Madre es madre sierra.

Nos rodea con abrazo maternal y nos protege. Muralla natural, contra su altura se estrellan las tempestades, tormentas y huracanes. Recuerdo el travieso titular de un periódico: “El ciclón cedió en la Madre (Oriental)”.

La montaña detiene los malos vientos, las ventiscas traicioneras, y manda hacia otros lados las neblinas que oscurecen al mismo tiempo el cielo y la mirada. Por ella el frío es menos frío, y menos cálido el calor. Por su temperie mi ciudad tiene ese clima bonancible que cuenta entre sus muchos atractivos.

En mis años de juventud yo conocí la sierra mejor de lo que me conocía a mí mismo. Entré en el Cañón de San Lorenzo y vi en él al venado, al oso, al puma. Incontables veces acampé en el lugar llamado Los Aguajes, a donde acudían en busca de agua las grandes manadas de caballos mesteños. Coroné la cumbre de El Picacho, nidal de águilas, y en las alturas de la gran roca llamada El Penitente -parece la cabeza de un hombre en oración- miré “el relámpago verde de los loros” que vio López Velarde. 

Desde mi ventanal contemplo ahora a la montaña. Le pregunto: “¿Me recuerdas?”, y me contesta: “Sí”.

¡Hasta mañana!...