Mirador
-¡Que viene el lobo! ¡Que viene el lobo!
Así gritaba aquel pastor.
Sus compañeros acudían a todo correr esgrimiendo sus palos y sus hondas para defender sus rebaños, pero la voz de alarma era falsa. El lobo no venía. El pastor mentiroso los había engañado.
Cierto día el pastor volvió a gritar:
-¡Que viene el lobo! ¡Que viene el lobo!
Los otros pastores ya no hicieron caso de él. Esta vez, sin embargo, el grito del pastor era verdadero: venía el lobo.
Llegó la fiera y se comió. al fabulista.
Le explicó al asustado pastor:
-Siempre fue muy aburrido. Tú, en cambio, tienes imaginación.
¡Hasta mañana!...