Mirador
De vez en cuando los pecados mortales se reúnen. Dicen:
-Si no nos reuniéramos cometeríamos pecado mortal.
La pereza siempre llega tarde al encuentro, lo mismo que la gula y la lujuria, ocupadas como están en sus placeres. Esa tardanza hace que la ira monte en cólera, a diferencia de la avaricia, que aprovecha el tiempo para contar de nueva cuenta sus dineros ante la envidiosa mirada de la envidia.
La última en hacer acto de presencia es siempre la soberbia.
A su llegada los pecados se ponen en pie, respetuosos. Ella les pregunta:
-¿Cómo están ustedes?
Responden todos:
-Estamos bien, mamá, y con mucho trabajo, afortunadamente.
¡Hasta mañana!...