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Naranja mecánica

Por Óscar G. Chávez

Marzo 26, 2022 03:00 a.m.

A imagen y semejanza de los merolicos charlatanes que en el pasado, porque ya cada vez se ven menos, deambulaban por algunas calles, plazoletas y explanadas de San Luis Potosí, y comenzaban a ofrecer milagrosos productos que eran la cura para cualquiera y todo tipo de males al grito de ¡atrás de la raya, que voy a trabajar!, se presentan el partido Movimiento Ciudadano como efectiva cura para todos los males provocados por los malos políticos en San Luis Potosí. 

El detalle es que seguro piensan que la ciudadanía no se da cuenta que, en principio y fin, los mismos que hoy ofrecen la cura, son los mismos que provocaron la enfermedad. Entes nocivos que migran de un espacio en el que les resulta imposible continuar parasitando.

Puro cascajo es lo que recibe la naranja en movimiento, nada es rescatable de entre las hordas que se le incorporan. Unos llegan por porque ven que se acaba su modo de vida, otros por la necesidad de figurar y comenzar (aunque ya van tarde) a mostrarse como líderes, y finalmente los que se sienten reivindicadores de pasadas glorias, si es que las tuvieron.

En la política, al igual que entre muchas familias, unos tienden a subir y otros suben a tender; pareciera el caso del partido anaranjado, nada decente se le incorpora en esta última embestida de tránsfugas multipartidistas. Al igual que Morena, levanta lo que ha caído de los carretones de basura que son los otros partidos.

El color y las circunstancias en torno a esta reconstitución partidista, hace pensar en la película Naranja mecánica. No es más que una lucha de pandilleros por apropiarse de los diversos botines que les genera un partido político, a partir del daño que le provocan a la ciudadanía; luego pretenderán haberse reformado y ser observantes de una nueva conducta en beneficio de la sociedad.

Ya dañaron, lesionaron, robaron, delinquieron, burlaron leyes, vivieron del erario, ahora sólo queda hablar de la renovación política y generacional, liderada por la experiencia que necesita un partido que es la última esperanza. No sería de extrañarnos que todos sus nuevos militantes, sin distinción de géneros y edades, ansíen percibirse como Alex DeLarge recibiendo los aplausos de la sociedad potosina. 

Más allá de la nueva conformación de este partido, y de tratar de vaticinar si ofrecerá resultados o no, resulta interesante analizar el por qué la sumatoria de beduinos que buscaron su incorporación. No se llega de la nada, ni se pretende irse sin algo. 

En el caso de los priístas es obvio que el desmoronamiento local y nacional obligan a buscar nuevas formas de subsistencia, no es malo el tránsito a un partido conservador y de derecha moderada, malo sería quedar fuera del presupuesto. Finalmente el entorno los ha moldeado, todo priísta potosino lleva un panista dentro, y todo panista potosino afirma no tener otro patrimonio que su decencia.

El caso de los panistas es un poco distinto, ya que aunque el partido podría percibirse como la única oposición real, que en realidad no actúa como tal, el cacicazgo de Xavier Azuara no permite que nadie más allá de quienes él designe, puedan aspirar a un cargo que satisfaga sus intereses y sus necesidades económicas. Ahí están Marco Gama, Salazar Sáenz, y Josefina, por mencionar a algunos; debería pensarse también en Sonia, pero ella transitó a otro gallinero. 

No sé hasta qué punto sea válido considerar como nociva la dirigencia fáctica de Xavier Azuara; a simple vista lo es, no obstante los periodos unipersonales obligan a replantar y reestructurar, y posibilitan las purgas.  Cierto es que se corre el riesgo de acabar como Julio César apuñalado por su propio hijo adoptivo, pero Azuara ha sido cuidadoso al evitar que le puedan crecer los enanos de su circo, y cuando esto ocurre los desecha y vende al circo de en frente. 

Finalmente está el caso de aquellos que aparentemente emergen de la sociedad civil para involucrarse en la política local, aparentemente; la realidad es que buscan llamar la atención, ser tomados en cuenta de una u otra forma, y desde luego beneficiarse. Ignorados y anónimos deshechos del pasado proceso electoral.    

Retomando y trasladando el asunto de los controles unipersonales. ¿Qué negoció Dante Delgado (el mercenario más vil de la política) con Eugenio Govea para lograr que éste le entregara el partido?, dicen que algunos centavitos y la designación de su sucesor. Es lógico, asumir su papel de yerno no debe ser lo de él, y las muchas fincas de las que se ha hecho en el centro histórico tampoco le dejan para vivir como se merece, después de todo ya fue pobre y debe ser horrible regresar a ese lugar común; por lo tanto controlar un poquito más y a medias el partido y recibir su dinerito extra es distinto a sólo recibir las gracias. 

Los centavos evidentemente ya se le dieron, porque si hay alguien garruña para los dineros es Eugenio (puede ser que más que Octavio), pero será un albur el que su sucesor se deje manipular.  En lo que acabaron todos aquellos que en lo individual o en grupitos, iban al besamanos a la casa de Dante. 

Y mientras éstos tratan de jugar a ser oposición, Ricardo Gallardo busca la eliminación de las plurinominales en su estado. 

A propósito de gandallas. El día de ayer estando en la mesa cafetera a la que concurro por las noches, me enteré de manera accidental, pero de primera mano, que unos inspectores de Comercio del Ayuntamiento, despojaron de su mercancía a un vendedor ambulante de manteles tejidos en telar de cintura; no digo que sea robo, vi el recibo del decomiso asentado en papelería oficial y membretada. Lo de siempre, con el pretexto de poner en orden el centro histórico nada más se ponen con quienes pueden, dándoles todas las facilidades y concesiones a las mafias de comerciantes ambulantes. No le costó mucho tiempo a  Galindo mostrar el Xavier N. que lleva dentro.

Gracias por la lectura. Alguien dígale al rector de la UASLP que el 21 de marzo la bandera se iza a toda asta, no a media como la tuvieron hasta después del medio día.         

oscar g. chávez