Nearshoring: la oportunidad de crecimiento económico ¿para quién?
Sebastian Veyro Rico / Tec de Monterrey
En un país marcado por profundas desigualdades económicas y en el marco del debate constitucional pendiente respecto a las jornadas laborales, el nearshoring surge como una oportunidad y a la vez un desafío para las economías locales de México. Altagracia Gómez, asesora empresarial de la presidenta electa afirmó que, “con el nearshoring, México está teniendo la posibilidad histórica de romper con cadenas de reproducción de pobreza”. Pero, ¿Qué tan real es esta afirmación considerando la actual experiencia con el nearshoring?
El nearshoring se refiere a la reubicación de procesos productivos más cerca del mercado final. En los últimos años, México se ha convertido en un destino atractivo para el nearshoring debido a su proximidad geográfica con Estados Unidos y sus costos operativos más bajos. Este fenómeno representa una fuerza de cambio formidable para el panorama económico y social global y el del país. Estas ventajas han impulsado a numerosas empresas extranjeras a trasladar sus operaciones a México, buscando reducir costos y aumentar su competitividad.
Un estudio de la CEPAL señala que la concentración de la producción en sectores de bajo valor agregado y mano de obra barata, como la industria automotriz y electrónica, limita la diversificación económica y hace a México vulnerable a las fluctuaciones del mercado estadounidense (Garrido, 2023). La dependencia de la demanda estadounidense es una espada de doble filo: aunque proporciona un flujo constante de inversión, también expone a la economía mexicana a riesgos significativos.
Esta interdependencia resalta la necesidad de diversificar la base económica de México y fortalecer la capacidad de resistir a fluctuaciones externas mediante el fomento de industrias más resilientes y estratégicamente posicionadas en la cadena global de suministro, abriendo así también una ventana de oportunidad al desarrollo de las economías locales, es decir la economía basada en la producción y consumo local.
Dicho proceso de diversificación no está exento de desafíos, especialmente en lo que respecta a la explotación de recursos naturales y la fuerza productiva. El incremento en la demanda de materias primas y recursos asociado al crecimiento de los sectores vinculados al nearshoring puede representar un mayor riesgo sobre los ecosistemas locales. Esta actividad económica puede repercutir en comunidades vulnerables a riesgos ambientales y sociales, generando conflictos por la tierra y los recursos, así como problemas de salud y calidad de vida para quienes dependen directamente de estos recursos para su sustento. En este contexto, es crucial la adopción de medidas de gestión ambiental y socialmente responsables más estrictas que permitan conciliar el crecimiento económico con la conservación de los recursos naturales y el bienestar de las comunidades locales.
La llegada de empresas extranjeras a través del nearshoring también puede obstaculizar el crecimiento de sectores locales. Las políticas fiscales, laborales y empresariales se han centrado en atraer inversión extranjera, descuidando a menudo el desarrollo de emprendimientos locales. Sin embargo, este reto también presenta oportunidades. Con una gestión pública adecuada, el nearshoring podría convertirse en un motor para el crecimiento de las MIPyMES, permitiéndoles integrarse en las cadenas de valor de las grandes empresas transnacionales. Este impulso al emprendimiento no sólo representa el desarrollo de negocios, sino también la creación de nuevos empleos dignos que se generen en ecosistemas de emprendimiento que propicien la innovación y a su vez la igualdad de oportunidades económicas.
El gobierno debe adoptar una visión integral que no solo beneficie a las grandes empresas, sino también a las MIPyMES. Según Soldevilla (2023), el nearshoring podría aumentar la economía nacional en un 3.7% anual, impulsar las exportaciones y el PIB, y atraer inversión extranjera. Además, podría fomentar el crecimiento de economías locales, la creación de empleos y el desarrollo de MIPyMES. Pero para que esto sea una realidad, es crucial una gestión pública que facilite estas relaciones comerciales locales y regionales.
Asimismo, es fundamental mejorar las condiciones laborales. No tiene sentido aumentar el número de empleos formales si el 36.3% de la población continúa viviendo en pobreza y el 7.1% en pobreza extrema (CONEVAL, 2023). Los empleos formales deben proporcionar ingresos suficientes para asegurar una calidad de vida digna para la población.
El desafío para las nuevas administraciones federal, estatales y municipales será adoptar esta visión integral del empresariado. El emprendimiento debe ser un motor de crecimiento económico local que trabaje de la mano con el nearshoring para asegurar un crecimiento económico nacional sostenible. Este enfoque debe incorporar una perspectiva de derechos humanos en sus estructuras organizacionales y planes de trabajo, garantizando que el crecimiento económico no se dé a costa del bienestar social y ambiental.
Con una estrategia bien diseñada y ejecutada, México podría no solo atraer inversión extranjera, sino también fortalecer sus economías locales, mejorar las condiciones laborales y reducir las desigualdades económicas. El éxito dependerá de una gestión pública que realmente logre equilibrar las necesidades de las grandes empresas y las MIPyMES, y que coloque el bienestar de la población en el centro de sus políticas.
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