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Ocurrencias

Por Martha Ocaña

Junio 26, 2024 03:00 a.m.

A

Con las palabras de la noche me da por escribir las cosas de una realidad que necesita nuevos calificativos. Mis escritos nostálgicos no llevan la añoranza de lo que fue o de lo que no llegó a ser. Más bien intentar acariciar la ilusión de lo que nos ha hecho vivir y alegrarnos de estar con vida, en este mundo y su planeta.

En ese mismo aire en el que coincidimos y transitamos a diario, encontramos invitaciones e indicios que nos animan a continuar nuestra excursión por esta Tierra maravillosa, llena de colores, sonidos y aromas que nos llevan a pasados reconfortantes y memorias imperdibles en las que el eco melancólico de todo tiempo pasado, desparece al escuchar el ritmo de la actualidad y la señal de nuevas circunstancias.

Algunos hemos dejado pasar la ansiedad que imperaba antes del 2 de junio. Hemos mantenido la serenidad ante la contundencia de los hechos, pero no sin preguntarnos cómo enfrentaremos los retos que este México “en 5ª. Deconstrucción”, nos reflejará en nuestra cotidianidad. Y si bien la burbuja de la minoría de oposición puede estar desmoralizada, quedan muchas almas intentando equilibrar las fuerzas totalitarias que habrá en las cámaras y sus legislaturas.

Si “para todo mal, mezcal”, hay que procurar los espacios que nos alejen temporalmente y nos den la perspectiva de los escenarios que seguirán configurándose en paralelo a las últimas disposiciones que el inquilino -del antes Museo y Palacio- determine antes de pasar tras bambalinas, desde donde no sabemos cómo se comportará e influirá en la nueva mandataria.

Por ello, recurro a las palabras y a las “no palabras”, a los silencios que aprovechan para vaciar y renovar las ideas y los ideales. Es un hecho que la vida cotidiana es incierta y que los cambios no elegidos no hacen sentir un grado de amenaza e incertidumbre, porque en algún momento, las certezas que pudiéramos obtener pueden ser efímeras y enredadas como los huracanes, sus vientos y su velocidad, sabiamente medida en nudos por los marinos.

Vendrá un relevo para continuar con el plan de metamorfosis de un país que se cansó y tomó la decisión que creyó “menos peor o más mejor” y los pocos nos habremos de adaptar al cambio que ello traiga pero sin renunciar a las libertades conquistadas por revolucionarios, liberales o conservadores, cada uno en su turno. 

Se me ocurre que podemos elaborar una bitácora del futuro deseado, que pueda indicarnos la ruta ideal para llegar a él, sin la melancolía del tiempo pasado y con el entusiasmo del momento presente, con palabras hechas entre los cuatro elementos.

Otro antídoto que funciona es estar cerca de los niños y lo que llamamos sus ocurrencias. Son ésas las que nos dan el verdadero pulso de la vida y la humanidad.