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Para rato

Por Marta Ocaña

Diciembre 09, 2020 03:00 a.m.

El encierro pandémico se va colando dentro lentamente hasta que un día una mosca intenta volar: entonces nuestro microcosmos explota.

Llevamos lo que llevamos en esta mezcla de trabajo en casa/oficina, con rondas o guardias, tratando de mantener a flote lo que iba como iba, antes de que soltaran el bicho.

No sé si ya tengo cierta amnesia o atención selectiva pero ya no recuerdo la explicación que oficialmente alguien dio sobre el origen del famoso y mal afamado coronavirus.

Sabemos que sus primeras apariciones en público fueron en diciembre de 2019, aparentemente en un mercado de animales en Wuhan provincia de China.

Sabemos además que, este bicho pertenece a la familia de virus que provocan desde resfriados comunes hasta enfermedades graves.

También nos han dicho que provoca síntomas leves como dolor de garganta, tos y fiebre y en algunas personas puede ser más grave y causar neumonía o dificultades respiratorias. Pero nos habían dicho que solo en “raras ocasiones”, la enfermedad podía ser mortal.

Nos informaron que los coronavirus humanos se transmiten de una persona infectada a otra: a través del aire, al toser y estornudar. Al tocar o estrechar la mano de una persona enferma o al tocar un objeto o superficie contaminada; y llevarse las manos sucias a la boca, la nariz o los ojos.

Después rectificaron * y añadieron lo siguiente: “Al igual que con otras enfermedades respiratorias, la infección por el COVID-19 en algunas ocasiones puede ser más grave y causar neumonía o dificultades respiratorias.” Todavía no se animaban o no sabían el alcance de semejante microorganismo.

Y siguieron dando información, en ocasiones confusa en ocaciones incoherente, sobre todo cuando recordamos la postura oficial ante el uso del tapabocas y el dominio de la pandemia, así como la aplicación de pruebas -o la no aplicación-...etc. En fin, nos las hemos arreglado cada uno como ha podido, en ocasiones y ya en el cansancio hemos ignorado tanta advertencia y nos hemos reunido o hemos olvidado usar el cubre bocas ¿y saben qué? Nos hemos contagiado. Y los contagios han tomado su propio camino, en ocasiones terminando en el cementerio, otras saliendo de la intubación y otras verdaderamente asintomáticos para su buena suerte.

Pero haciendo un corte hasta el día de hoy tengo la sensación de que navegamos todavía en un mar de desconocimiento, aún y cuando las vacunas están por ser aplicadas en este continente y ya listas en el Reino Unido. Hay algo en nosotros que nos impide darle la dimensión al tema; algo que las autoridades no han sabido comunicar y un sentido común de mala calidad que nos ha llevado a las cifras que manejamos localmente o en el mundo entero.

Pero no tenemos certeza de su origen, y aunque la familia de virus a la que pertence ya tiene un asentamiento histórico en nosotros, mi pregunta es ¿porqué ahora se propaga de esta manera y con esta fuerza? Mientras encuentro respuesta no hay alternativa, habrá que seguir las indicaciones de los que sí saben y armarnos de paciencia porque esto, ya nos dimos cuenta: va para rato.