Percepciones y realidades
Emitir información sobre las elecciones -y en general sobre los procesos políticos es una responsabilidad muy importante. Autoridades, partidos políticos, actores, medios de comunicación, analistas y opinadores -que no son lo mismo-, deben -debemos- asumir esta función con sumo cuidado, precisión y profesionalismo. En general los procesos políticos que se relacionan con las elecciones y el ejercicio del voto, acaparan gran atención del público por lo que una deliberada o accidental tergiversación de hechos, no solo puede tener efectos perniciosos sobre la percepción pública de los procesos políticos que les afectan, sino que pueden desencadenar reacciones que merman la confianza en las instituciones, polarizan a las personas y generan conflictos con consecuencias lamentables.
Sea a través de los medios convencionales o de las redes sociales, la narrativa por la que se construye el marco de conocimiento o interpretación de un fenómeno, tiene una relación directa con la manera en la que las personas perciben y se vinculan con dichos fenómenos. Es la construcción de opinión pública sobre estos fenómenos. George Gallup en la década de 1930 advirtió que la opinión pública es al mercado político lo que la demanda del consumidor al mercado económico. Quien tenga la posibilidad de incidir -o incluso controlar- la manera en que se percibe un asunto, en cierta manera tiene también la capacidad de impactar en la agenda de las organizaciones políticas. Schattschneider lo escribió en 1960: “Quien determina de qué se trata la política, gobierna el país, pues la definición de alternativas es la selección de conflictos”. No solo se trata de controlar los temas de los que se hablen, sino la manera en que se van a entender/percibir. Desde esta idea surge una regla general: los ganadores buscan contener el alcance de los conflictos, mientras que los perdedores buscan expandirlos. La realidad es una, absoluta y definitiva. Otra cosa distinta es la manera en que se presenta.
Es por ello que existen personas y organizaciones que hacen uso de imágenes construidas con el fin de sembrar percepciones y cosechar reacciones. Usted lo ha visto en prácticamente todo proceso electoral. Le cuento con un ejemplo breve.
Recordará Usted que hace unas semanas escribí aquí sobre los juicios de nulidad en materia electoral. En términos generales, quien recurre a un juicio de nulidad, busca que una autoridad jurisdiccional -un tribunal- reconozca que durante el proceso electoral -en cualquiera de sus etapas- se presentaron irregularidades que fueron determinantes para afectar la integridad de una elección. De tal suerte que los escritos que se presentan ante los tribunales, argumentan agravios y medios de comprobación a fin de que las magistraturas puedan determinar con objetividad e imparcialidad si el resultado de una elección es producto de un proceso válido, íntegro y legal.
Hace unos días el Tribunal Electoral de San Luis Potosí decidió confirmar la validez de la elección para la gubernatura del Estado de San Luis Potosí ya que a juicio quienes integran esa autoridad jurisdiccional, los hechos que se señalaron no pudieron acreditarse a través de elementos probatorios, o las conductas realizadas no fueron de tal alcance como para anular toda una elección a la que acudió el 58% de la ciudadanía inscrita en el padrón electoral de nuestro estado. Quien esté interesado en los detalles del asunto, busque el Expediente TESLP/JNE/29/2021 y acumulado TESLP/JDC/126/2021. En el documento de 186 cuartillas se documentan agravios, se valoran pruebas, se construyen razonamientos y se presentan conclusiones que soportan esa sentencia.
La cadena impugnativa aun no concluye ya que resta el recurso que se presente ante la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Mientras eso ocurre, quiero dejar sobre la mesa una reflexión breve. Ninguna autoridad electoral, administrativa o jurisdiccional, se conduce a partir de discursos o tergiversaciones. La certeza se trata de ello. Informarlo con puntualidad, también es tarea de todos.
Twitter. @marcoivanvargas
