Potosinósfera
n almuerzo sabatino pone, con la misma facilidad que desaparecen los alimentos, diversas ideas de los otros comensales, las cuales me permiten ya fuera de la soporífera digestión y a lo largo de la semana, dar forma a un tema que sugiere reflexión al tiempo que resulta preocupante: la conformación del gabinete formal de Ricardo Gallardo.
En los últimos días han aparecido algunos nombres de personajes que integrarán el gabinete del próximo gobernador del estado. Mucho me gustaría agregar: “de llegar a concretarse su toma de posesión”, pero los tiempos y derroteros parecen indicar que es algo inminente, pese a los rumores que se hacen correr sobre la posible reposición de las elecciones, o la segura detención del gobernador electo. Nada de esto ocurrirá, quienes desde redes sociales lo señalan no dejan de ser agoreros del más patético oportunismo político.
La visión política administrativa formal de Gallardo, me hacían ver en ese almuerzo, es bastante naive (inocente galicismo que en este caso matiza lo rupestre), pareciera que (percepción reforzada por esos nombramientos) piensa que gobernar un estado, es como continuar con el cacicazgo que establecieron hace años en un municipio periférico de la capital. Sus actitudes, en fondo y forma, tanto de él como su padre, inevitablemente me invitan a asociarlas con la forma de gobernar de Saturnino Cedillo, gran parte de las décadas de mil novecientos veinte y treinta.
Romana Falcón, en su obra Revolución y caciquismo en San Luis Potosí (Colmex, 1984, pp. 192-193) precisa: “Los otros puntos esenciales en este sistema de poder eran, como en los dominios tradicionales, parientes y amigos íntimos del cacique, cada uno con sus respectivos contingentes de seguidores. Estos satélites de Cedillo, con sus propias redes clientelísticas, constituían verdaderas unidades políticas y militares del cacicazgo y opacaban las ramas formales del poder.”
“La política potosina era, en gran medida, un asunto de familia. La hermana del cacique, doña Elena, estaba a cargo de la residencia familiar en Ciudad del Maíz, donde tenía la concesión local del rastro local por 25 años, y fungía como uno de los centros de decisiones más importantes de la región. Otro influyente era el cuñado de Cedillo, el teniente coronel Efrén González, diputado local y presidente municipal de San Luis, cargo que heredó a Hipólito Cedillo, sobrino de Saturnino. Su otro cuñado, Juan Soria Urías, fue dos veces diputado a pesar de su reputación de pistolero y sanguinario y se quedó con el terreno donde había estado el templo de Tequisquiapan de San Luis, derruido durante la Revolución. El culto a la familia no estaba limitado a los vivos. El distrito y la Ciudad del Maíz cambiaron su nombre por el de Magdaleno Cedillo, hermano de Saturnino, muerto en combate en 1917 [exhumado en 1934, cuando] Se le condujo, en medio de honores militares, marchas fúnebres, desfiles, discursos y guardias de honor a la capilla ardiente del Congreso donde, en sesión plenaria, lo declararon benemérito del estado e inscribieron su nombre en letras de oro. […] A quienes estaban en su círculo más íntimo, Cedillo intentó no sólo darles puestos clave en San Luis sino que les consiguió también cargos federales, con el fin de cimentar su lealtad.”
Simple asociación, ya que salvo la injerencia familiar y los ridículos homenajes en los que se imponen nombres de los mártires a avenidas, todos actúan de manera similar, posicionando no los mejores perfiles sino a los amigos y, echando mano de lo que hay buscan saldar algunas deudas políticas, véase por ejemplo cómo se integrarán las jefaturas de primer nivel del Ayuntamiento de la capital.
Cedillo, sin embargo, no sólo era el hombre fuerte de la región sino que contaba con un apoyo total del gobierno central, pequeño detalle del que Gallardo carece, aunque guste de aparentar que lo tiene. No hubiera llegado a la gubernatura, de no contar con el apuntalamiento de la maquinaria y los operadores del Partido Verde, el cual evidentemente lo está utilizando para engrosar proyectos mayores, en los que éste sólo servirá de alimento a los otros. Sin embargo, caro saldrá al erario potosino el referido empuje; los personeros que integran la legión extranjera, ya comienzan a ser notorios.
Preocupante también resulta el oportunismo del senador Marco Gama, quien hasta hace algunas semanas parecía que había jurado voto de silencio, pero ante el silencio notorio del “León espartano”, decidió aprovechar la coyuntura y comenzar a llenar vacíos, suponiendo que el aletargado “caudillo de Dios” decidiera, en caso de que llegara a ocurrir, no contender en las “casi inminentes” nuevas elecciones. Por si acaso, seguro pensó.
La cosa no acabó allí desafortunadamente, quizá buscando no perder presencia en el ámbito nacional (y apoyo desde luego), se sumó al grupo de senadores que firmaron con Santiago Abascal Conde, presidente del partido español Vox, de la ultraderecha española, la denominada “Carta de Madrid: en defensa de la libertad y la democracia en la iberósfera”. Patético actuar, desafortunada decisión.
Iberósfera, al margen de su vocación nauseabunda, pareciera un término homogeneizador que busca hermanar a todos los países de habla hispana; pero analizándolo detenidamente, caeremos en cuenta que tiende a resucitar las pasadas glorias colonialistas de la monarquía ibérica, entre las cuales se busca un sometimiento ideológico a la grandeza de la que suponen ser depositarios morales. Cayó en el garlito; bajo el trillado y estúpido argumento de la amenaza comunista (mucho Salvador Borrego) acabó subyugado por el rubio colonizador. Sumisión ideológica tan propia del débil mental; sólo bastaba analizar detenidamente, y sin ser necesario mucho cerebro, la referida carta, para darse cuenta que firmaría una sarta de disparates mediante los cuales contribuye a legitimar un régimen totalitario como aquellos que suponen enfrentar.
El respaldo del senador Gama no desconcierta (por ser fascista el origen de su partido y seguro arias sus raíces), pero si aterra por representar a un gran número de potosinos que aunque seguramente estarán de acuerdo con los postulados ideológicos de VOX, ni siquiera se han enterado de lo que signó el legislador. Valdría la pena preguntarle si está de acuerdo con la postura asumida por el partido con cuya rúbrica apoyó, respecto al tema de la violación sistemática a los derechos humanos de los migrantes, las mujeres, y las diversas preferencias sexuales. Cobra lógica que Salazar Sáenz sea su suplente en el Senado; es la derecha radical en México avecindada en San Luis Potosí. ¡Fascistas!
A propósito de votos de silencio y violadores sistemáticos, ¿qué ha pasado con el súper delegado Gabino Morales? Ausente, al igual que Octavio; quizá su silencio derive de la maltratada que hace unas semanas en una reunión de superdelegados le propinó por traidor, el presidente López Obrador, o del artículo publicado la semana pasada por la revista Proceso, en la que se le describe de cuerpo entero, en mente y en actos.
Gracias por la lectura. Cuidémonos, “porque siempre se está a tiempo”.