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¿QUÉ NOS PASA?

Por Juan José Rodríguez

Junio 16, 2022 03:00 a.m.

A

Quienes hayan observado con algo de atención el desempeño del gallardismo en los diferentes cargos públicos que ha ocupado se habrán podido percatar de que la transparencia no es lo suyo. La opacidad está en el ADN de este grupo político y así lo ha acreditado desde el 2009 cuando Ricardo Gallardo Juárez asumió la presidencia municipal de Soledad (¿Dónde andará Sandra Sánchez Ruiz?). El mismo sello se impuso en su gestión como alcalde capitalino y en las de Ricardo Gallardo Cardona, Gilberto Hernández Villafuerte y ahora con Leonor Noyola en el vecino municipio. Y ni qué decir actualmente en Gobierno del Estado.

No se trata de un asunto menor. La repulsión a la transparencia, vale decir a la rendición de cuentas y al juego limpio con la ciudadanía, no es una enfermedad, es un síntoma; una señal que advierte de que algo sucio, que por lo mismo debe ocultarse, está ocurriendo día a día en las entrañas del gobierno y sus manejos en áreas tan sensibles como el gasto presupuestal, el otorgamiento a dedo de lucrativos contratos de obras y adquisiciones; el endeudamiento, el verdadero tabulador de salarios de la alta burocracia, etcétera.

En lo hasta aquí dicho no hay nada verdaderamente nuevo. He retomado el tema porque creo que comienza a consolidarse un fenómeno más preocupante aún: el silencio social al respecto, que algunos atribuyen a la indiferencia, otros a la conveniencia y no pocos al miedo. Salvo unos cuantos comunicadores y algún grupo aislado de la sociedad civil, prácticamente nadie dice nada sobre el particular. Y en ese “nadie” cabe muchísimo: oposición partidista, organizaciones no gubernamentales, academia, intelectualidad, empresariado, iglesias, liderazgos de opinión, representaciones patronales y sígale usted. Muy preocupante.

2.- Por si no fuera suficiente con la tragedia (política) que significan tantas y tan severas derrotas electorales, el Partido Revolucionario Institucional enfrenta ahora el riesgo de la vergüenza que significaría que su dirigente nacional abandone ese cargo esposado y con orden de aprehensión al canto. El martes, con una maquiavélica y malévola sincronía, mientras una decena de ex presidentes del CEN priista se reunían con Alejandro Alito Moreno en la sede de Insurgentes Norte, para explorar la posibilidad de su renuncia, en Campeche capital llegaban decenas de agentes policiacos y peritos ministeriales a revisar los terrenos donde se levanta la residencia propiedad de Alito.

Simultáneamente, la fiscalía campechana que con todo y su autonomía responde a la gobernadora morenista Layda Sansores, “filtró” que esa diligencia fue ordenada dentro de una carpeta de investigación abierta en contra del presidente del CEN tricolor, por los supuestos delitos de enriquecimiento ilícito, fraude fiscal, lavado de dinero, abuso de autoridad, peculado y uso indebido de atribuciones y facultades. Nada más.

Esto me hace recordar dos anécdotas. La primera, que hace cosa de año y medio un amigo mío se encontró en el extranjero con el expresidente Carlos Salinas de Gortari, a quien comentó que junto con otros amigos suyos estaban considerando organizarse para oponerse a algunas de las decisiones de gobierno de López Obrador. “Piénsenlo bien y antes que nada actúen con mucha discreción y cuidado: ese hombre es implacable”. La segunda, en el 2016 el PRI compitió en 12 elecciones de gobernador y perdió en seis. Días después, apenas quedaron firmes los resultados, su presidente nacional en turno, Manlio Fabio Beltrones, renunció espontáneamente. El actual ha competido en 21 y ha perdido 20. Y dice que ni madres que se va.

Durante el evento multitudinario de Morena, el domingo reciente en Toluca, el tema abordado más enfáticamente por los distintos oradores fue el de la unidad. Razón tienen. Convertido en una muy poderosa máquina de ganar elecciones, casi casi sean quienes sean sus candidatos, el partido en el poder tiene claro que de cara a las elecciones federales del 2024 su mayor riesgo no una derrota en las urnas sino una fractura interna que la debilite en niveles peligrosos. 

Por concurrido y entusiasta que haya sido ese evento, no logra ocultar dos datos interesantes. Uno de los tres aspirantes “oficiales” a la candidatura presidencial, Marcelo Ebrard, insistió tanto en la unidad como en el “piso parejo”. Es decir, su invocación a mantenerse todos juntos no tuvo el aroma de la incondicionalidad. Los otros dos, Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López, igual que el dirigente partidista Mario Delgado, no hicieron referencia a ninguna condición. El otro dato, es que por habérsele negado la invitación a ese evento, el coordinador de los senadores morenistas y declarado aspirante (sin bendición oficial) a esa postulación, Ricardo Monreal, tuvo más presencia mediática que si hubiera estado en el templete. Dejó claro que irá hasta el final en pos de su objetivo.

Aunque ambos, Ebrard y Monreal han reiterado que su búsqueda de la candidatura presidencial se mantendrá dentro de Morena, lo cierto es que en otros partidos los tienen considerados como eventuales abanderados. Es decir, si al final del día estos dos personajes se la juegan con otras siglas, le pueden hacer un daño muy importante al partido lopezobradorista.

Como está firme la decisión de que la nominación se dirima mediante encuestas y ya Mario Delgado anunció que la primera, de carácter eliminatorio, se hará en septiembre del año próximo, los interesados tienen por delante quince meses para hacer un trabajo que les permita avanzar en sus afanes, particularmente en lo que se refiere a mayor nivel de conocimiento y más alta intención de voto.

Difícil adivinar qué trae en la cabeza, pero es claro que AMLO ha hecho varios intentos por ampliar la lista de posibles candidatos a sucederlo. Hace varias semanas “destapó” a nuestra paisana Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad. No pegó y días después lanzó al ruedo a Tatiana Clouthier, que tampoco fue tomada en serio. Apenas el lunes pasado, cuando en su mañanera le preguntaron qué opinaba de que no se hubiera invitado a Monreal al evento toluqueño, traviesamente respondió que se debía invitar a “todos” y súbitamente añadió a nuestro cuasi paisano Esteban Moctezuma. Se está divirtiendo el señor.

Luis Buñuel la llamaba “La loca de la casa”. Lo leí hace ya muchos, demasiados años y jamás he encontrado mejor manera de nombrar a la imaginación. Y bueno, sucede que tengo un buen amigo que como toda persona inteligente tiene una loca de la casa muy despierta. Además es abogado y observador atento de los aconteceres de nuestra vida pública, por lo que rescato un reciente comentario suyo.

Me dice mi amigo que no descarte la posibilidad de que el interés del gobernador Gallardo de convertir en municipio a la Delegación de Pozos no sea tanto por fastidiar al alcalde Enrique Galindo por andarle disputando los reflectores, sino parte de un plan político de alcances mayores.

Formula una interrogante: “Reconvertido Pozos en municipio ¿qué impediría que al año siguiente se planteara al Congreso la conveniencia de fusionarlo con Soledad?” (Ambos territorios se tocan en el noreste de la mancha urbana).

Reconoce mi interlocutor que no tiene ningún conocimiento de que esa posibilidad esté siendo considerada por el gallardismo, pero en caso de llegar a concretarse daría lugar a una nueva municipalidad de entre 500 a 550 mil habitantes, en tanto que la capital quedaría reducida a otra de entre 600 y 650. Parejeando. Además, Soledad de Pozos o Pozos de la Soledad se quedaría con gran parte de la Zona Industrial y -¡qué botín!-, con enormes reservas territoriales para urbanizar.

Recuerda mi amigo que tanto para crear como para fusionar municipios hay una serie de pasos legales que no pueden ser obviados ni en su menor parte, pues se correría el riesgo de que como ya ocurrió hace 20 años la Suprema Corte intervenga y determine que las cosas son improcedentes por mal hechas. 

COMPRIMIDOS

Los detractores de Movimiento Ciudadano, que los tiene porque en política no hay moneditas de oro, se desentienden de un hecho relevante: todos los demás partidos de oposición sufren para encontrar un candidato competitivo en tanto que al MC parecen sobrarle. En el PAN tenían la esperanza de que García Cabeza de Vaca consiguiera retener para ese partido la gubernatura de Tamaulipas, lo que lo habría convertido en un prospecto fuerte para la candidatura presidencial. Con un Ricardo Anaya exiliado y a la baja, la opción más interesante que se viene consolidando entre los azules es la senadora Lilly Téllez, morenista hasta hace un par de años.

Por el lado del PRI, su aspirante más visible, "Alito", podría estar tras las rejas al momento de definir candidaturas. Ya el oaxaqueño Alejandro Murat se apuntó, pero ese es un chiste que se cuenta solo. Queda Alfredo del Mazo, pero primero tendría que salir avante con su candidato o candidata en el Estado de México dentro de un año. Del PRD ni qué decir que no sea triste, y los demás partidos que sobreviven buscarán aliarse con quien se deje. Mientras tanto, del lado naranja figuran Luis Donaldo Colosio (que mantiene intenciones de voto altas); Enrique Alfaro y Samuel García, y últimamente se menciona que el partido de Dante Delgado pudiera ser el refugio final de Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal, según los traten en Morena.

Nadie informa nada oficial, pero el ínclito y consejero palaciego Héctor Serrano Cortés sigue desaparecido. Lleva dos semanas que no se para en sus oficinas del PT, donde si alguien lo busca dicen que no está y que no saben cuándo estará. Más significativo resulta que después de varios años de publicar un artículo de opinión en El Universal todos los lunes, lleva dos que no aparece. Igual anda de vacaciones en sabrá Dios dónde, pero hay opiniones informadas que dicen que se anda ocultando lejos del alcance de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México.

En sus días de asueto, el señor gobernador puede hacer lo que le plazca; desde una carnita asada hasta asistir a un mitin partidista en Toluca. Lo que no puede es utilizar para esos propósitos ajenos a los oficiales bienes gubernamentales, como el avión. Hacerlo, como lo hizo el domingo, es ilegal y constituye un delito más que una falta administrativa. Y como no es la primera vez y ya no hay manera de hacer vuelos subrepticios, se puede meter en un lío fenomenal. Lo bueno es que tiene un secretario general de Gobierno que es experto jurisconsulto y que debe aconsejarlo con puntualidad virtuosa.

Hasta el próximo jueves.