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¿Quo vadis Xavier?

Por Miguel Ángel Hernández Calvillo / PULSO

Enero 21, 2021 03:00 a.m.

¿A dónde va Xavier Nava? Tal es la pregunta que flota en el ambiente político potosino, luego de la derrota del alcalde capitalino con licencia en la contienda interna del PAN para elegir a su candidato a la gubernatura. Después de reconocer que las tendencias no le favorecían, Xavier optó por un compás de espera para reflexionar sobre el derrotero de su futuro político inmediato, dejando entrever la posibilidad de participar como candidato por otro partido a ese mismo en(cargo) público. Aunque está en su derecho de tomar la decisión que juzgue conveniente, llama la atención que su reacción al proceso panista variara de forma tan rápida y abrupta que deja la impresión de haber sobrevalorado (en términos estratégicos) la opción de un eventual triunfo, al extremo de tener que dar ese bandazo (reconocer la derrota y luego impugnar jurídicamente el proceso).

Sin embargo, no hay qué adelantar vísperas. Ciertamente, como se ha sugerido, puede tratarse de aprovechar una salida inviable pero válida (la vía jurídica) para ganar el tiempo que no se consideró sobre la posibilidad de la derrota y reflexionar sobre lo que sigue, con más cabeza fría que con ánimo alterado por el trago amargo del adverso resultado. Las alternativas son variadas: volver a la alcaldía y concluir el mandato; buscar la reelección; postularse para una diputación federal o tratar de asegurarla en los primeros lugares de una lista plurinominal; o lanzarse por otro partido a la gubernatura. Un presunto amago de esto último es la difusión de una imagen que contiene el rostro de Xavier y la leyenda “Nava gobernador”, rotuladas en color negro sobre un fondo blanco. Pero mientras Xavier no se pronuncie, cabe lo que se había pactado: reconocer el resultado y sumarse como lo hizo Marco Gama.

La alianza empresarial potosina, que convocó a los aspirantes panistas a contender conforme a las reglas del proceso, fijadas de antemano y con el compromiso de aceptar los resultados, se ha pronunciado en el sentido de que nada de lo que ha ocurrido hasta el momento, en términos del desahogo de las impugnaciones legales presentadas, pondría en riesgo la voluntad de la militancia panista expresada en las urnas el domingo pasado. La misión de observación y vigilancia que desplegaron el día de la jornada comicial, no ha planteado que se hubiera registrado un proceso desaseado como para que se haga más ruido que el derivado de un escenario inesperado. Cuidada manera de instar a Xavier para que no auspicie los riesgos de fractura en un proyecto que pareciera más preocupado en sostener la hegemonía de ciertos capitales de la industria y comercio potosinos.    

Por lo pronto, la forma en que se ha producido la indefinición de Xavier podría interpretarse como una muy natural reacción a una sobrestimación de lo que pudo haber sido y no fue, tal vez en buena medida alimentada por un equipo de cercanos que no tuvo la gracia que describiera Maquiavelo para los preceptores de príncipes, en el sentido de advertir que no todo es siempre miel sobre hojuelas y que más vale ponderar un realismo político (y de preferencia crítico) que seguir la corriente por simple necesidad de agrado. Además, la incertidumbre generada (tanto en la acción como en la palabra), si se alarga más de lo necesario, puede parecerse a las prácticas que tanto se cuestionaban de otros partidos que hacían del desespero una preciada “virtud”. En tal contexto, es de esperarse que, pronto, Xavier despeje las dudas con respecto a su porvenir político inmediato. Tal vez siguiendo una suerte de “catarsis” en el sentido que, proporción guardada, refería Gramsci como el paso a un momento “ético-político”. Su definición es deseable resulte de lo que ha ofrecido: una reflexión ponderada de todas las aristas de s