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Retos y oportunidades para un San Luis Potosí más competitivo

Por Colaboradores / PULSO

Mayo 27, 2021 03:00 a.m.

San Luis Potosí se ubica en una de las regiones más dinámicas y competitivas de México: el Bajío. No obstante, a pesar de compartir distintas características con sus vecinos de la región, como una ubicación geográfica que le confiere una conectividad privilegiada con el interior del país y con el resto del mundo, esta entidad tiene un nivel de competitividad considerablemente menor al de la mayoría de las entidades circundantes.

De acuerdo con la más reciente edición del Índice de Competitividad Estatal que elaboró el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), en 2021 San Luis Potosí se ubicó en la posición 14 en este índice que analizó 72 indicadores con el propósito de conocer qué tan atractivas son las entidades federativas del país para los inversionistas y para los trabajadores altamente calificados.

Si bien es cierto que el estado ha mejorado en la mayoría de los indicadores analizados en los últimos años (entre 2011 y 2020 mejoró en 45 de los 72 indicadores), su ritmo de mejoría ha sido menor al de sus contrapartes, lo que explica que su posición en este índice no haya cambiado casi nada en la última década (en 2011 ocupó la posición 15). Al final de cuentas, hay que señalarlo, San Luis Potosí no compite realmente contra entidades como Guerrero o Michoacán, que se encuentran en un estadio de desarrollo distinto, sino contra Guanajuato, Aguascalientes, Jalisco Querétaro e incluso Nuevo León: estas últimas son cuatro de las seis entidades más competitivas del país.

Esta situación exige un esfuerzo permanente de distintos actores públicos, privados y sociales de la entidad para que el estado no solo mejore, en términos absolutos, en indicadores relacionados con la seguridad pública, la salud, la educación, entre otros; sino para que lo haga a un ritmo más acelerado que sus contrapartes en aras de sobresalir, y atraer y retener personal calificado e inversiones que, de otra forma, cruzarían los límites político-administrativos de la entidad.

Aunque este es un reto mayúsculo, el estado cuenta con fortalezas que le permitirían aprovechar distintas oportunidades para consolidarse como uno de los principales centros industriales del país. Por ejemplo, podría aprovechar el know-how adquirido en el sector de la manufactura automotriz de exportación para diversificarse hacia la producción de otros bienes de alto valor agregado, como ya lo ha hecho Querétaro en lo que se refiere a la industria aeroespacial.

En el contexto de la reciente disrupción de las cadenas de producción a nivel mundial a raíz de la crisis del COVID-19, San Luis Potosí podría participar activamente en la reconfiguración del comercio internacional que, al parecer, ya está iniciando: hace unas semanas el presidente de Estados Unidos anunció un plan para invertir 50 billones de dólares para producir en territorio estadounidense los semiconductores cuya escasez ya ha causado paros técnicos de automotrices en la entidad.

Como ésta, existen muchas oportunidades para que el estado desarrolle su potencial. Para aprovecharlas, sin embargo, es necesario que se atiendan sus debilidades más notorias en materia de seguridad pública, acceso de la población a servicios financieros y participación de las mujeres en la economía.

En temas de seguridad, por ejemplo, se registraron en el estado 23 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes, lo que lo colocó en el lugar 21 a nivel nacional en este indicador. También se ubicó en la posición 20 en los indicadores de incidencia delictiva y percepción de inseguridad. En lo que se refiere al acceso a los servicios financieros, San Luis Potosí ocupó la antepenúltima posición en el uso de la banca móvil y se ubicó en los lugares 18 y 20 en cuanto a la disponibilidad de terminales punto de venta y cajeros automáticos, respectivamente. Asimismo, solo el 36% de la población económicamente activa estuvo conformada por mujeres, lo que ubicó al estado en la posición 25 en este indicador. Además de su baja participación laboral, las mujeres que trabajan en la entidad reciben, en promedio, un ingreso 20% menor al de los hombres, lo que hace que San Luis Potosí sea la quinta entidad con la mayor inequidad salarial del país.

Sin lugar a dudas, la presión competitiva que enfrenta San Luis Potosí de los estados vecinos es un buen incentivo para que quienes gobiernen la entidad atiendan cada uno de estos indicadores, que, más allá de la frialdad propia de los números, reflejan realidades de muy diversa naturaleza que afectan la vida de millones de individuos, hogares y empresas potosinas. Si la entidad será capaz de mantener el paso de sus contrapartes o si se rezagará frente a ellas, eso lo veremos en los siguientes años.

*Investigador del Instituto Mexicano de la Competitividad