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Señores feudales

Por Miguel Ángel Hernández Calvillo

Septiembre 07, 2021 03:00 a.m.

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Una raya más al tigre. Pues allí tienen que los representantes del partido ultraderechista español “Vox” vinieron a México a promover un documento para “combatir el avance del comunismo” y, ni tardos ni perezosos, varios legisladores federales panistas acudieron a estampar su firma. Hace apenas unas semanas comentábamos en este espacio la manera en la que ese partido se regodeaba en su verbo racista y xenófobo, negando que el 13 de agosto pasado se conmemoraran 500 años de resistencia de nuestros pueblos originarios, insistiendo en “celebrar” la invasión española como práctica “civilizatoria” pero… dejando de lado 300 años de explotación colonial y saqueo de nuestras riquezas naturales mediante un proceso violento de acumulación originaria. Tal pareciera que esos de “Vox” pretenden sentar sus reales en nuestro país, como si fuera su feudo, actuando como “señores” a los que no faltarían los correspondientes “siervos (de la gleba) de la edad media”. 

La historia universal de corte euro-céntrico nos dice que el feudalismo fue una forma de organización social, económica y política que se correspondió con la denominada Edad Media, que va de los siglos V al XV, y se caracterizó por contar con territorios en los que un señor feudal ejercía dominación sobre campesinos que no eran esclavos aunque tampoco libres, pero que rendían tributo mediante un trabajo excedente que se acumulaba en enormes fortalezas y castillos. Se trató de una época de oscurantismo, de enclaustramiento europeo que pretendió liberarse de la dominación árabe emprendiendo las cruzadas hacia Medio Oriente (entonces el gran centro comercial), generando una crisis económica progresiva que, aunada a calamidades como la “Peste Negra” del siglo XIV, terminaría por auspiciar el despoblamiento y éxodo fuera de los feudos para formar las ciudades propias de la “modernidad” que se tiene como iniciada con el descubrimiento de América en 1492.   

Ese declive del feudalismo en la denominada Baja Edad Media (entre los siglos XI y XIV) tendría su contraparte con el ascenso de una fiebre mercantilista, con todo y los pobres que, de pronto, llenaron las ciudades europeas, así como de un Renacimiento que avanzaría la difusión de artes, ciencia y tecnología como prolegómenos de un industrialismo que, por lo demás, ya existía en otras latitudes como en China. Con esta breve digresión histórica, lo que interesa destacar es la similitud, guardadas las proporciones de tiempo y lugar, de las orientaciones que pareciera seguir un sector duro del panismo con esas prácticas de tipo feudal, en términos de volver a posturas radicales conservadoras, como pretendiendo regresar al redil a todos aquéllos militantes que se consideraba fieles a una doctrina que, en sus orígenes, no estaba desligada de influencias de corte fascista (como lo documentó Rafael Barajas en su ya clásico libro sobre “la raíz nazi” panista).  

Tan penoso ha sido el incidente en el que se vieron involucrados, sobre todo, senadores panistas, que ya empiezan a recular alegando que fue culpa de un “chivo expiatorio” que resultó “más papista que el Papa”, encargado de las redes sociales de la bancada de ese partido en la Cámara Alta, ese espacio parlamentario que los clásicos consideraban como propio de actitudes prudentes y meditadas, a diferencia de la Cámara Baja donde los diputados suelen exhibir más rijosidad y desmesura. En fin, “haiga sido como haiga sido”, diría otro clásico derechista, el incidente de marras muestra que aún hay despistados señores feudales como Fox, Fernández de Cevallos y otros tantos sujetos con influencia en un sector ultraconservador del panismo y que, cada vez más “bocabajeados”, se agarran de cualquier clavo ardiendo con la pretensión de obstaculizar una transformación del país que les cala en los meros “huesos” (en el sentido de perder espacios de dominio público que imaginaban eternos).