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SOBRE AVISO NO HAY ENGAÑO

Por Juan José Rodríguez

Junio 13, 2024 03:00 a.m.

A

Son conductas de alto contraste, como bipolares. Mientras que por un lado todo es opacidad, secrecía, mentiras, ocultamiento, disimulo, chapuzas y engaños, por el otro hay una transparencia a nivel de striptease. Mientras que con este gobernador es prácticamente imposible saber cuánto cuesta una obra, cuándo y cómo se licitó y cómo se adjudicó; quién es el contratista, de qué manera y con qué intermediación se contrata artistas costosos; cuáles son los niveles reales de endeudamiento público y cuánto ha aumentado en esta administración, etcétera. A cambio, desde hace meses Ricardo Gallardo Cardona se ha esforzado por ser transparente y hacernos saber a los potosinos -y a todo mundo, en realidad- que está trabajando incansablemente para ser cacique de San Luis seis, doce o más años luego de concluir su sexenio en 2027.

Las elecciones del pasado domingo 2 fueron un primer ensayo, exitoso, ciertamente, centrado en la indeclinable prioridad de que su señora esposa llegara al Senado de la República, preferentemente por la vía mayoritaria -como ocurrió- aunque en el camino tuviera que avasallar a otras fuerzas políticas, incluidas las aliadas. Independientemente de lo que realmente nos depare el futuro, por ahora queda claro que Gallardo quiere que lo suceda doña Ruth, para respirar tranquilo llegado el 26 de septiembre de 2027.

Lo de las prioridades se ve claramente reflejado en algunas cifras: en San Luis Potosí, el Partido Verde Ecologista de México, cuyo dueño, entrenador y centro delantero es Gallardo Cardona, le entregó a la candidata presidencial Claudia Sheinbaum 372 mil 097 votos. Ese mismo partido con los mismos mandos, recursos y modos, le consiguió a la señora Ruth 524 mil 950. Es decir, 152 mil más. 

Ciertamente, en total doña Claudia cosechó en el estado un inusitado gran total de 826 mil 746 sufragios, pero la mayor parte -386 mil 501- los aportó Morena, y los 68 mil 148 restantes fueron del PT.

Dicho de otra manera, aquí en estas benditas tierras el Verde se partió el lomo para que la señora Ruth llegara al Senado por la puerta grande y con fanfarrias, pero en lo relativo a la votación de Claudia Sheinbaum, digamos que sudaron mucho menos.

Si eso no es indicativo de que la prioridad gallardista no fue el triunfo de la doctora Sheinbaum sino la victoria clara y contundente de doña Ruth, entonces quién sabe que pueda serlo.

Habrá quienes puedan pensar que la transparencia en el caso de la elección senatorial más que eso son las puras y muy humanas ganas de presumir, de cacaraquear el huevo y de alguna forma influir para que los potosinos nos vayamos haciendo a la idea de que el gallardismo llegó para quedarse hasta el final de los días.

Quienes piensen de esa forma, seguramente convendrán entonces en que nadie oculta lo que hace bien. Lo que de aquí sigue es muy sencillo y fácil de entender: la administración gallardista se empeña en ocultar aquello de lo que no puede presumir: el correcto manejo de las finanzas públicas, la apropiada planeación de obras y programas; un buen sentido de prioridades y una efectiva identificación de las necesidades y requerimientos populares. 

Esto a su vez conduce a otro ángulo de enfoque: si el empeño en ocultar abusos, excesos, fallas, errores u omisiones es coincidente con el intento de apuntalar un proyecto caciquil, quizá más que por egocentrismo, ansias inacabables de poder, voracidad desmedida y cierto narcisismo, lo que en el fondo explica todo es que a partir del 26 de septiembre de 2027 el poder “debe” quedar en manos de un aliado, incondicional y leal a toda prueba. Cualquier otro que llegue y le rasque un poco al asunto, pondría a temblar todo el clan.

Digámoslo así: la diferencia entre imponer o no sucesor puede ser la diferencia entre la libertad y (otra vez) la cárcel.

¡QUE QUÉ! 

 Si entendí bien lo que a propósito de la tragedia en el antro Rich dijeron las autoridades municipales y estatales involucradas en el tema, en esta ciudad un emprendedor osado puede poner un burdel en el kiosco de la Plaza de Armas, ofrecer espectáculos XXX y vender alcohol a menores, siempre y cuando no esté en ningún radar oficial. Para conseguir esto, basta con abrir el changarro y no avisar a nadie. Que el ruido llegue hasta el hotel Panorama, los borrachos duerman en Plaza del Carmen y la de Aranzazú acabe convertida en letrina pública, no importa. Si la autoridad no sabe de ti, no existes. 

Una variante algo más barroca de lo anterior, pero igualmente estúpida, es que solicites los permisos necesarios, te los niegan por incumplir los requisitos y con eso te borran de su radar. Estoy hablando, mínimo, de las direcciones municipales de Comercio y de Protección Civil, y de las estatales Dirección de Gobernación y Coordinación de Protección Civil. Mínimo, insisto.

Si Manuelita hace bien su trabajo, y no tiene por qué no hacerlo, las responsabilidades incluso de carácter penal alcanzarán a los dueños del antro, quienes seguramente ya pusieron tierra, abogados y amparos de por medio. No debería extrañarnos que cierto tipo de sanciones lleguen también a los propietarios del local y a los dueños y/o administradores de la plaza, construida para uso de diversos giros, pero no de esos que implican multitudes, consumo de alcohol y exaltación.

En el análisis objetivo y exhaustivo de los muchos factores y sus responsables que contribuyeron a la tragedia, mucho me temo que no hay inocentes.

No hay peor error que cometer un error y no aprender de él. Las muertes y lesiones causadas por lo ocurrido en el Rich serán dolorosamente inútiles si no provocan las reacciones adecuadas en todas las instancias involucradas.

Por el momento, hay un dato alentador: el anuncio oficial de que se revisarán a fondo las condiciones en que operan las terrazas nocturnas que han proliferado en casonas viejas del Centro Histórico. Además de instalaciones que por su antigüedad no ofrecen condiciones mínimamente apropiadas para acceso y salida de grupos numerosos, y de salidas de emergencia mejor ni hablar, son fincas que pueden resistir un cierto peso estático, pero no uno dinámico. Es decir, si se trata de un restaurante donde los clientes pasan casi todo el tiempo sentados, la resistencia es una. Pero si los asistentes bailan a brincos, el techo/piso se puede desplomar.

La acción de las autoridades en este terreno, que debe ser coordinada entre estado, ayuntamientos (así, en plural) y quizá hasta federación (Salud y Hacienda también tienen algo qué decir).

Desde luego que no se puede descartar la posibilidad, conociendo el percal, de que a unos u otros les entren las ganas de aprovechar políticamente la tragedia y lucrar con ella, sea jalando los reflectores o sea pateando la pelota a la cancha ajena. Sería de muy mal gusto y una exhibición de miseria moral de proporciones bíblicas.

Por último, aunque parezca una obviedad, los establecimientos genéricamente identificados como antros que entrañan riesgos serios para sus clientelas, juveniles en gran proporción, no son únicamente las terrazas o los ubicados en el Centro Histórico. Como bien se ha recordado estos días, hace años murió una jovencita al caer de un negocio de esos en un tercer o cuarto piso, en Carranza; misma avenida donde estaba el lugar donde falleció Karla Pontigo. Al respecto, lo primero que habría que preguntar es cuántos de esos oficialmente no existen para las autoridades que gustan de hacerse tontas. ¿Y entonces para qué sirven los inspectores que se supone deben detectar la apertura de esa clase de negocios y verificar que tengan todo en orden? 

COMPRIMIDOS

Es cierto que sin los votos del PAN Enrique Galindo no hubiera logrado ganar con los del PRI y PRD, pero el complemento de esta ecuación es muy simple: el PAN no tendría su senadora ni su único diputado federal sin los sufragios del PRI. Los números están en el portal del INE. Por ello sorprende que muy apresurado salga a cuestionar la continuidad de la coalición PAN-PRI-PRD (a tres años de que se vuelva a necesitar) Rubén Guajardo, de quien todos saben que sola mira para su santo y para su bolsillo.

El triunfo de Galindo es interesante por más de una razón: es la primera vez que un alcalde capitalino consigue la reelección. Los dos intentos anteriores, a cargo de Ricardo Gallardo Juárez y Xavier Nava Palacios, terminaron en fracasos. Ambos, entre su elección y el intento de repetir perdieron cantidades sustanciales de votos. Gallardo Juárez ganó en 2015 con 131 mil 500 votos, pero en 2018, cuando buscó reelegirse, las boletas a su favor cayeron a 89 mil 894. Xavier Nava ganó en ese mismo 2018 con 153 mil 892 sufragios, pero en 2021 que buscó ser reelecto (cambiando de partido) se desplomó a 53 mil 589. Una catástrofe. Galindo fue electo hace tres años con 143 mil 630 votos, y ahora que ganó su reelección lo hizo con 195 mil 530, lo que quiere decir que entre una elección y otra incrementó en 52 mil papeletas la votación a su favor. Desde que existe la reelección nadie en esta tierra había logrado la hazaña. De alguna forma, esa subida de votos es una subida en la aprobación popular a su gestión.

Vista su composición final, las expectativas sobre el funcionamiento de la próxima Legislatura son dignas de atención: Los 27 diputados que la compondrán (15 de mayoría relativa y 12 de representación proporcional) han quedado distribuidos de la siguiente manera: 9 para el PVEM, 6 Morena, 4 el PT, 4 el PAN, 2 el PRI, y MC y Nueva Alianza uno cada uno. La coalición Verde-Morena-PT, acumula 19 curules, lo cual le significa mayoría calificada (18) para reformar las leyes que quiera, incluida la Constitución local, y sacar adelante los nombramientos que le plazcan. Pero si Morena no va en todo con el Verde, entre éste y el PT se quedan con 13 diputaciones que no alcanzan ni para mayoría simple, que es de 14. Si Morena comienza a cobrar facturas al gallardismo, éste va a tener que buscar sus votos adicionales con el PAN, el PRI, MC o Nueva Alianza. Tampoco es que sean muy difíciles. Repiten Guajardo y Aranzazú que ya estuvieron ahí tres años y a todo dijeron que sí, y llega el líder magisterial Bárcenas que también es facilito.

Por sus orígenes contestatarios, por haber empujado vigorosamente la caída del partido hegemónico, por haber agrupado las expresiones de izquierda y por haber contribuido a la alternancia en la Presidencia y el Congreso de la Unión, es muy lamentable la desaparición del PRD con motivo de la pérdida de sus registros nacional y estatal. Si me correspondiera llenar su acta de defunción y anotar las causas de su muerte, pondría dos cosas: Las Tribus y Andrés Manuel. Sigue el PRI.

Hasta el próximo jueves.