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Sobresalto

Por Jorge Chessal Palau

Julio 10, 2023 03:00 a.m.

A

Las cosas marchaban bien para el señor López: dueño absoluto de la escena política, sin que la oposición hubiera entendido en todos estos años que el nombre del juego se llama comunicación; con siniestros personajes como Alito Moreno destrozando las entrañas del Partido Revolucionario Institucional desde su presidencia del mismo instituto político; un Marko Cortés encabezando un Partido Acción Nacional al que ha llevado a ser lo más lejano posible a aquel construido por Gómez Morín, Herrera y Lasso y muchos otros idealistas; un fantasmal Partido de la Revolución Democrática que sabemos que existe solo por buena voluntad y Movimiento Ciudadano, dando bandazos aun entre ellos mismos, con Dante Delgado vendiendo caro el amor del partido y Clemente Castañeda tratando de rescatar lo más posible. No podía ser mejor.

El común denominador que pudiera perfectamente del párrafo anterior es la soberbia, el pecado favorito del diablo, según dice por boca de su personaje Al Pacino en la película “El abogado del diablo”.

El Diccionario de la Lengua Española define a la soberbia como altivez y apetito desordenado de ser preferido a otros, la satisfacción y envanecimiento por la contemplación de las propias prendas con menosprecio de los demás.

Soberbio el mañanero de palacio y sus corcholatas, soberbios sus contrincantes. Bien pudieran, en ambos bandos, repetirse las palabras que Shakespeare pone en boca de Hamlet: “Soy muy soberbio, ambicioso, vengativo, con más pecados sobre mi cabeza que pensamientos para concebirlos, fantasía para darles forma o tiempo para llevarlos a ejecución.”

En ese entorno, encarrilados en la opinión pública como prácticamente el único tema destacable de la atención política de lo que es el futuro de nuestro país, de pronto irrumpe en la escena un cisne negro, lo inesperado: Xóchitl Gálvez.

La senadora, de pronto, empieza a ser noticia por haber solicitado un amparo en contra de López, ante su negativa de darle oportunidad de réplica en su conferencia mañanera, tribuna desde la que se marca la agenda diaria para tirios y troyanos. López, como es su costumbre, desobedeció al Juez de Distrito.

Y todo se le vino abajo.

A partir de este incidente, Xóchitl empezó cada vez más a aparecer en la escena mediática y de redes sociales hasta que se dio la noticia: participaría en el proceso de selección del candidato que hará frente a las malas artes presidenciales para imponer sucesor.

Por más de una semana, la política nacional tomó derroteros distintos para la oposición, que recibió con simpatía la participación de un personaje más ligero de carácter, menos solemne y con una historia personal que resulta interesante en un México de desesperanza. De manera destacada, Xóchitl es mucho mejor agente de comunicación que otros de los participantes en el mecanismo preparatorio para la elección de dos mil veinticuatro.

Falta todavía mucho para llegar al nombre final de quien enfrentará a la corcholata designada (aunque digan que va a ser electa) para defender el proyecto y las espaldas de López en la elección presidencial. Sin embargo, es de destacarse que la irrupción de Xóchitl Gálvez vino a dar una bocanada de esperanza de que algo se puede hacer para extraer el dañino tumor que ha llevado a México a la agonía.

Hay muchos aspirantes, Xóchitl es solo uno de ellos. El resto son: Santiago Creel, Enrique de la Madrid, Jorge Luis Preciado, Silvano Aureoles, Sergio Iván Torres Bravo, Beatriz Paredes, Víctor Hugo Gutiérrez Yáñez, Ricardo Urbano Barrón, Francisco Cabeza de Vaca y Adriana Delarbre. Habrá que esperar resultados, aunque quede más que claro que algunas participaciones serán solo testimoniales.

Por lo pronto, vemos a un López desesperado, que ha recurrido a la burla y a la denostación, molesto en verdad porque le arrebataron las riendas de la comunicación política. Se le nota en lo que dice y como lo dice.

Ya encontraron el modo, no lo desperdicien, Frente Amplio por México.

@jchessal