Surrealismo y otras vanguardias

“Amada imaginación, lo que más amo en ti es que jamás perdonas. Únicamente la palabra libertad tiene el poder de exaltarme […] Tan sólo la imaginación me permite llegar a saber lo que puede llegar a ser, y esto basta para mitigar un poco su terrible condena; y esto basta también para que me abandone a ella, sin miedo al engaño”. 

En 2024, a un año de cumplirse un cuarto de este siglo 21, y en una época dominada por las inteligencias artificiales, es necesario recordar que hace un siglo se lanzó el Primer Manifiesto Surrealista, redactado por André Breton y Philippe Soupault, y firmado por Aragon, Baron, Boiffard, Breton, Carrive, Crevel, Delteil, Desnos, Eluard, Ge´rard, Limbour, Malkine, Morise, Naville, Noll, Pe´ret, Picon, y Vitrac, manifiesto con que se dio inicio oficial a una de las pricipales vanguardias artísticas de todo el mundo, por su reinvidicación de los sueños y la locura como caminos del arte. 

Deudor de las entoces nuevas teorías de Sigmund Freud, busca en el inconsciente imágenes que la lógica de la vigilia suele negar:

“Quisiera dormir para entregarme a los durmientes, del mismo modo que me entrego a quienes me leen, con los ojos abiertos, para dejar de hacer prevalecer, en esta materia, el ritmo consciente de mi pensamiento […] ¿No cabe acaso emplear tambie´n el suen~o para resolver los problemas fundamentales de la vida?”.

¿Qué vanguardias hay hoy, en este siglo? Si bien algo de las inteligencias artificiales (como herramienta, no como sustitutas de la mente humana) algo se asemejan a la “escritura automática” explorada por los surrealistas, les falta ese componente de sueño y de inconsciente al basarse en las combinaciones lógicas de la percepción consciente: “esta´ permitido dar el ti´tulo de POEMA a aquello que se obtiene mediante la reunio´n, lo ma´s gratuita posible (si no les molesta, fi´jense en la sintaxis) de ti´tulos y fragmentos de ti´tulos recortados de los perio´dicos diarios”.

Un manifiesto era el documento fundacional, una declaración de principios de un grupo de artistas con sus propuestas, sus reivindicaciones y postura ante el mundo del arte (de una disciplina o en general). En México ya cumplió su centenario (este 1o de enero) el movimiento estridentista, encabezado por Manuel Maples Arce, con la revista Horizonte y su famoso manifiesto “¡Viva el mole de guajolote!” (1923). Así se creaba identidad ante el mundo, en torno a una exposición mundial, un manifiesto o una revista (recordemos Azul y Moderna, en México). Por eso José Agustín renegaba de la etiqueta de “literatura de la onda”, que les “enjaretó” a él y a otros jóvenes escritores la literata Margo Glantz. Un ejemplo más reciente de manifiesto es el del Crack, lanzado en 1996 por los escritores Jorge Volpi, Ricardo Chávez Castañeda, Ignacio Padilla, Pedro Ángel Palou y Eloy Urroz.

San Luis Potosí se ha nombrado “destino surrealista”, merced a dos museos dedicados a la artista inglesa Leonora Carrington, uno en la capital y otro en Xilitla, donde también están el Castillo y el Jardín de Edward James, mecenas de varios integrantes del movimiento surrealista, un atisbo a este movimiento fundacional.

El surrealismo fue/es, según Malcolm Lowry, “una protesta contra la racionalidad obtusa, el espíritu mercantil, la lógica mezquina, el realismo liso de nuestra sociedad capitalista industrial y la aspiración utópica y revolucionaría de ‘cambiar la vida’. Se trata de una aventura tanto intelectual como pasional, política y mágica poética y onírica, que empezó en 1924 pero que aún no ha terminado”.

También se aproxima el centenario de Franz Kafka, así que tenemos material de (re)lectura para rato.

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