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Un alto al fuego

Por Francisco Salazar Soni

Junio 09, 2022 03:00 a.m.

“God created all men, 

Sam Colt made them equal”.

Hace algunos días un reportero me buscaba para una entrevista respecto al decomiso de armas de fuego y qué impacto tenía en la reducción de los delitos; le pregunto ¿Cuál decomiso y con qué parámetros de reducción delictual? 

En otras épocas el delito que se cometía por y en contra de los jóvenes, era estrictamente transaccional, una suerte de dame lo que traigas o te madreo. Hoy es totalmente depredatorio, la nulificación o eliminación de la víctima en la comisión del ilícito, ya sea por arma de fuego o brutalmente golpeada. Con el grave elemento del “sicariato potosino” en auge, una suerte de Bryants, Kevins y Jennifers en modo motorizado.  

Todos los bandidos jóvenes portan armas de fuego ya, el arma de fuego para el hampón es su instrumento de trabajo que violenta la vida de los ciudadanos y sobre todo de jóvenes, hombres y mujeres por igual.

La ONU define a un arma de fuego como: “toda arma portátil que tenga cañón y que lance, esté concebida para lanzar o pueda transformarse fácilmente para lanzar un balín, una bala o un proyectil por la acción de un explosivo”.

Más allá de pugnar legalmente con las armerías en los Estados Unidos, se puede hacer desde lo local un completo “cese al fuego” que reduzca la violencia, los homicidios dolosos por arma de fuego y la posesión ilegal de las mismas.

Focalizado a los jóvenes como una estrategia de disuasión e intervención policial basándose en el principio que se pueden prevenir los delitos violentos, cuando los jóvenes perciben y saben que el costo de portar armas de fuego y de cometer delitos con ellas, supera, pero por mucho que los cometan. Eso explicaba hace años Anthony A. Braga, al hablar de “reorientar el trabajo de los investigadores criminales hacia el control del delito”.   

Continuar con una “estrategia de decomiso”, de una pistolita por aquí otra por allá o un arma hechiza  “cachimba” que medio funciona, en un servicio aleatorio de patrullaje o en retenes altamente previsibles, es cuento para boletines de prensa y mesas de seguridad.

“Un gran Sheriff controla su pueblo, aquí mato yo, no ustedes”. Lema del viejo oeste americano. No para tanto en la actualidad, pero si, una estrategia integral en contra de las armas de fuego para entrarle a la escalada actual de violencia y de homicidios, hoy, no mañana, porque la violencia no cesa por decreto gubernamental, ni por patrullas o uniformes diferentes, sino por combinar esfuerzos de aplicación de la ley por parte del Ejecutivo, un Legislativo que se desamorren y un enjuiciamiento por parte del Judicial.

TAPANCO: Sin duda el monopolio de las armas de fuego la tiene la SEDENA, pero todos saben cómo adquirir un arma de fuego en el mercado negro. Se calcula que en un periodo de diez años entran más de dos millones de armas de fuego a territorio mexicano, un promedio de 200 mil por año, de las cuales están en circulación 1.7 millones de ellas. 

Otro pequeño problema poco estudiado, si bien es cierto que hay armas de fuego ilegales en México, no es igual la proporción en lo referente a las balas, ¿Entonces quien suministra las balas para esas armas ilegales una vez acá?  Pregunto.

Francisco.soni@uaslp.mx 

Twitter: @franciscosoni