Una agenda de transición
parte 2
En la primera parte de este análisis (publicado la semana pasada en este espacio), abordé la importancia de una transición ordenada, ilustrando ejemplos como el del equipo de Vicente Fox en el año 2000. Ahora, me enfocaré en los desafíos actuales que enfrenta México y la lectura política que debe hacer Claudia Sheinbaum, Morena y sus aliados para asegurar una transición exitosa.
Recientemente, se ha publicado que el déficit fiscal en México es el mayor en 30 años, lo que tendrá implicaciones significativas en el estrés de las finanzas públicas y en las expectativas de crecimiento del PIB. Este escenario exige una evaluación rigurosa y decisiones bien fundamentadas por parte del nuevo gobierno. Es crucial que el próximo equipo de transición tenga una estrategia clara para enfrentar este reto fiscal, implementando políticas que equilibren la necesidad de sostenibilidad fiscal con el impulso al crecimiento económico.
Además, no se puede ignorar la situación electoral en Estados Unidos y sus posibles implicaciones para la agenda bilateral. Las relaciones entre México y Estados Unidos abarcan temas cruciales como el comercio, la migración y la seguridad. La administración entrante debe estar preparada para ajustar sus políticas en función de los resultados electorales en nuestro vecino del norte, asegurando que los intereses de México se protejan y promuevan en un contexto internacional incierto.
Otro aspecto crucial de la política interna que merece atención es la seguridad. México sigue enfrentando altos niveles de violencia y crimen organizado. La seguridad debe ser una prioridad para el nuevo gobierno, con estrategias que no solo se enfoquen en la contención, sino también en la prevención y en abordar las causas estructurales de la violencia. Esto incluye mejorar las capacidades de las fuerzas de seguridad, promover la justicia y fortalecer el estado de derecho.
Además de la seguridad, existe un rezago en otras agendas del desarrollo que no puede ser pasado por alto. La educación, la salud y la infraestructura son áreas que requieren inversión y reformas urgentes para garantizar un desarrollo inclusivo y sostenible. El equipo de transición debe establecer prioridades claras y diseñar políticas que aborden estas áreas críticas, asegurando que todos los mexicanos tengan acceso a oportunidades equitativas.
Un tema que ha centrado la atención del debate público es la posible reforma al Poder Judicial Federal, promovida por la coalición de Morena y sus aliados, quienes podrían obtener la mayoría calificada para reformar la Constitución. Esta propuesta ha generado polémica y ha desviado la atención de otros temas importantes para la transición. Si bien es esencial debatir y evaluar las reformas judiciales, es igualmente importante que el enfoque no se limite a un solo tema. La transición debe considerar una agenda amplia que incluya la estabilidad económica, la seguridad, y el desarrollo social.
Morena y sus aliados deben partir de una lectura política exhaustiva de los temas cruciales para el país. El déficit fiscal, la situación electoral en Estados Unidos, la seguridad y el rezago en agendas de desarrollo son aspectos que deben ser prioritarios. La capacidad de manejar estos desafíos de manera efectiva determinará la estabilidad y el éxito del próximo gobierno. La transición debe ser vista como una oportunidad para fortalecer las instituciones y promover un desarrollo inclusivo y sostenible para todos los mexicanos.
Estoy convencido que la reforma al Poder Judicial no es el único tema de la transición. Me preocupa que no se esté hablando de otros temas. Del lado de la ciudadanía, de los medios de comunicación, de las organizaciones de la sociedad civil y de la sociedad en general, la transición plantea un desafío muy relevante: la agenda de transición debería ser una construcción colectiva.
X: @marcoivanvargas
